martes, 27 de febrero de 2018

LEER A DICKENS




Al inicio del capítulo XVIII de Oliver Twist, nos encontramos…

“Cuando Oliver levantó tímidamente la cabeza, su mirada asustada tropezó con la penetrante del judío, y el desventurado hubo de comprender que la palidez lívida de su rostro y el temblor de sus miembros no habían pasado inadvertidos para el viejo bribón ni dejaron de ser de su gusto.
Contrajéronse los labios delgados del judío en una sonrisa espantosa, y después de dar a Oliver un golpecito en la cabeza, y de decirle que estuviera tranquilo, que si trabajaba volverían a ser excelentes amigos, tomó el sombrero, púsose un levitón lleno de remiendos y salió cerrando la puerta con doble vuelta de llave.
Todo aquel día, y gran parte de los siguientes, por espacio de largo tiempo, Oliver permanecía solo, sin ver a nadie desde las primeras horas de la mañana hasta media noche. En sus eternas horas de soledad, disponiendo de tiempo sobrado para abandonarse a sus pensamientos, acordábase sin cesar de sus caritativos amigos de Pentonville, y vertiendo lágrimas arrancadas por el más acerbo de los dolores, imaginábase la pésima opinión que de él tendrían formada.
Al cabo de una semana, o poco más, el judío dejó de cerrar con llave la puerta de la cárcel de Oliver, y éste quedó en libertad para recorrer la casa.
Imposible imaginar nada más triste y sucio”…

Charles Dickens, un buen escritor del siglo XIX , nos dejó en su obra muchas paginas donde se cuenta la vida… parece un sociólogo o un antropólogo que nos relata con minuciosidad y belleza ese intrincado mundo y sociedad de mediados de su siglo… nos lleva por calles y caminos, nos metemos en casas, somos robados y maltratados por esas gentes que a su vez son maltratadas y victimas de culturas muy exigentes para las que no habían sido debidamente preparados…

Leer Oliver Twist, es disfrutar de una estupenda inteligencia que nos “pinta” ese Londres tan imperfecto… es también sufrir con esas gentes buenas que no saben como subsistir entre tanta escasez, tanta picaresca, tanta norma y tan poca ayuda… 

La sociedad nos ayuda poco, la familia no puede arroparnos, el estado solo sabe someternos y normalizarnos… el campo y el pueblo ya se perdían en la Historia… la fabrica y el empleo por cuenta ajena se hace duro, escaso, esclavo, inconquistable… no hay descanso, no hay tregua, solo vicios y delincuencias para los menos afortunados… 

Leer a Dickens es ver con ojos de dioses mundos de hormigas que sufren sin saber las causas… Leer a Oliver Twist es replantearse como estamos gestionando los apoyos sociales, los servicios sociales, la acción social y la Política Social de los estados de Bienestar…

Me diréis que hace mas de un siglo…
Y yo os contesto… ¿Cuánto hemos mejorado en 190 años?



Escrito por: Javier Morera

sábado, 17 de febrero de 2018

¿DE DÓNDE VENGO?...




¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura;
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.

¿Adónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas;
en donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.
(Rima LXVI de Bécquer)

Hoy, 17 de Febrero de 2018, se cumplen 182 años del nacimiento de Gustavo Adolfo Bécquer, que en realidad se llamaba Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida.

Nosotros, estos días, todos los años, le recordamos con alguna tertulia dedicada a sus obras, lecturas de sus bellos poemas, excursiones a esos lugares donde se formaron los ambientes que él representó en sus creaciones…y así vamos conociendo y celebrando a la par que se disfruta, los recónditos paisajes de sus emociones…

Seguramente Gustavo no creía que tantos  y tan lejos en el tiempo le admirarían su obra y recordarían sus creaciones… y se identificarían con sus palabras, con sus sentires, con sus problemas…

Cuando leemos un autor y nos gusta ¿Qué ocurre en nuestro cerebro para sentir ese interés y ese gozo?... ¿recorremos circuitos neurológicos parecidos a los que él  configuró? ¿Fabricamos proteínas de memoria similares a las que Gustavo sintetizó? ¿Serán fantasmas de todos sus personajes los que nos enajenan como a él le hicieron? ¿Podría ser una conexión espiritual que aun no sabemos medir? Tal vez explicaciones de enfermedades mentales son más acordes con la pragmática conformidad de las “masas” actuales…

Desde luego es fenómeno curioso que cuando te absorben las obras de este y otros románticos durante unas horas… la cara se languidece, la pupila se dilata, la mano busca otra mano y la luz de la vela tiembla, decrece… muere el día y nos invade la noche larga y triste, que sin quererlo se ha colado por las rendijas de las ventanas hasta humedecer con sus impalpables ondas el débil aliento de nuestra vida… ¿Qué será lo que ocurre en esta extraña y sofocante invasión del ser por otro espíritu sin nombre, indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de la idea
Gustavo ya nos lo dijo… Yo, en fin, soy el espíritu, desconocida esencia, perfume misterioso de que es vaso el poeta.
(Fragmentos de la Rima V)




Escrito por: Javier Morera

jueves, 15 de febrero de 2018

EL ROMANTICISMO ANIMA




Cuando somos niños, cuando empezamos a caminar y hablar… y poco a poco a pensar, algo porque nos lo enseñan y mucho porque nos “sale”, nos convertimos en animistas… Desde los objetos mas cercanos, como la silla y la cama, hasta los mas lejanos como el mar o la nube, cobran vida, toman “anima” y los convertimos en “seres” que existen, crecen, piensan, sienten y actúan con voluntad y autonomía propia… La figura cognitiva es interesante, nos revela la proyección del pensante sobre el objeto pensado… nos hace “ver” que todo es como nosotros y nosotros somos como ese “todo” que existe fuera de nosotros… Nos costará años y mucho esfuerzo llegar a concepciones de los objetos y de la naturaleza más objetiva y científica…

Cuando de mayores tomamos unos libros que llamamos “románticos” y nos involucramos entre sus líneas y sus páginas, fácilmente nos volvemos a encontrar otro proceso parecido, solo que en literatura, suele llamarse “personalización”. Así, los ríos piensan y corren, los árboles sufren y nos miran, las montañas se compadecen de nosotros o nos esconden de otros perseguidores… las mañanas nos sonríen, las nubes lloran, las flores se abren a nuestro paso para ofrecerse en esencias… las olas nos arrullan, los bosques nos confunden, los caminos nos llevan… los minutos se encorren… la luna quiere coquetear con el sol…

Si nos dedicamos unos minutos a la teoría de la cristalización del Amor, que el escritor romántico Henri Beyle, nos muestra en su obra “Ernestina” o el despertar del amor, también observaremos fenómenos cercanos en como somos nosotros los que “investimos” de perfecciones y atributos positivos a nuestro objeto de amor, a nuestro ser amado… lo “vestimos” de los adornos y virtudes que nosotros mismos valoramos… lo “valoramos” con ventaja y sin merma…

Esta semana y la siguiente, hablaremos y leeremos de Gustavo Adolfo Bécquer en nuestra Asociación… y saldrán estos temas y muchos mas, típicos de románticos y de nuestro protagonista Adolfo…
Dejar que el libro se haga presente y os atrapen sus leyendas, sus poemas… dejar que se persone en vuestro ánimo…



Escrito por: Javier Morera

domingo, 4 de febrero de 2018

ELEGIR POR HUIR DE OTRO MAL PEOR




En la novela de Armando Palacio Valdés, titulada “La Hermana San Sulpicio, en el capitulo X se ve en unos detalles de vestirse las prendas de novicia, como aparece el rechazo a lo que significan… la confesión de porque esta andaluza del S. XIX llamada Gloria en el relato, que tiene todos los condicionantes para ser una buena esposa y madre en la sociedad, llega a ser integrante de un convento… Nos lo dice claro… En ocasiones es necesario huir de otras decisiones que nos gustan menos o nos disgustan más…

“El habito se lo había metido sin vacilar; pero al llegar a la cofia le había entrado una repugnancia tan grande, que por tres veces la arrojó al suelo diciendo: “¡Yo no me pongo este gorro!”. Y otras tres la habían recogido. Por fin se la puso.” 

En el capitulo XVIII de la magnifica obra de Dickens, titulada Oliver Twist también se puede comprobar como el judío consigue “domar” las decisiones de Oliver contra sus actitudes bondadosas y honradas gracias al miedo y a la necesidad de huir de la soledad…

“En una palabra; el astuto viejo tenia cautivo al niño entre sus redes. Después de someterlo a la prueba de la triste soledad que hace preferir la compañía cualquiera que sea, al eterno pasar de las horas en una lóbrega mansión y en completa ociosidad, iba vertiendo poco a poco en su alma el veneno con que intentaba corromperlo y mancharle de un modo indeleble.”
La decisión siempre es un problema… podemos elegir y eso significa el dilema… elegir entre varias cosas que nos gustan pero son incompatibles… elegir entre opciones que no nos son tan gratas pero nos llevaran a mejores oportunidades… elegir entre varias situaciones de las que ninguna nos atrae… Todo, siempre conlleva conflicto, pros y contras… y el temor a no elegir bien, a arrepentirnos… a no poder volver a atrás…

En la vida real, como en los libros, la mayoría de las veces tomamos decisiones que simplemente retardan la decisión… evitan el mal cercano y peor… al fin mas que elegir lo que hacemos es huir…huir de males peores… y nuestros perseguidores lo saben y nos van acorralando en callejones sin salida… en la celebre postura donde todo esta ya decidido… ¿si o si?



Escrito por: Javier Morera