domingo, 28 de junio de 2015

PASAN LAS PÁGINAS


Pasan los días, pasan las semanas, pasan los meses, pasan los jueves y pasan las sesiones de nuestras tertulias… Ya hemos terminado la primera mitad del año, el primer semestre, veintitrés sesiones de calendario y alguna más… han pasado como hojas de libro, como fotogramas de película, como latidos de un corazón que es nuestra vida y nuestras emociones…

Cuando terminamos la primera sesión, “Alicia en el País de las Maravillas”, bromeábamos… ¡Ha sido la mejor del año!... ahora, resulta difícil preguntarse cual ha sido mas emotiva, mas bella, mas instructiva…. ¿Cuál nos ha enseñado mas?.... ¿Con cual nos identificamos mejor?...

Cuando lees el capitulo V de Emma de Jane Austen, que supongo ya todos estáis preparando para su próxima celebración en el club, te sorprende esa conversación tan inesperada en que se revuelven los “tópicos” y se contraría lo esperado…

“-Sí -dijo sonriendo-. Su lugar es éste; es usted una esposa admirable, pero no sirve en absoluto para institutriz. Pero estuvo usted preparándose para ser una excelente esposa durante todo el tiempo que estuvo en Hartfield. Usted no podía dar a Emma una educación tan completa como su capacidad parecía prometer; pero estaba usted recibiendo, precisamente de ella, una magnífica educación para la vida matrimonial en lo que se refiere a someter su voluntad a otra persona, haciendo lo que se le mandaba; y si Weston me hubiera pedido que le recomendase una esposa, sin duda alguna yo hubiese nombrado a la señorita Taylor.”

Eso es leer, acercarse al libro y dejarse enseñar, ver en él y entre sus líneas muchas cosas que están en ti… pero que gracias al libro ves en su lectura…

Leer, seguiremos leyendo, seguiremos pasando páginas y capítulos… pero nunca cerraremos el libro…

Leer… seguiremos leyendo la vida… entre líneas.



Escrito por: Javier Morera




miércoles, 24 de junio de 2015

SEGURO QUE LO HAS LEÍDO


Si, seguro que lo has leído… ¡ha sido tan famoso!… y la película tan vista… Algunos dicen que es muy triste… ¡nada de eso!... es pura broma para hacer pensar un poco a los “menguados” que no se dan cuenta de cómo les “va” la vida a algunos “coetáneos” que nacen el mismo día y bien cerca… y no hablamos de que los padres son maltratadores ni drogadictos… Hablamos de lo mal que se lo hacemos pasar a algunos por “ideas maravillosas de otros algunos”…

Recuerda este fragmento del capitulo XII…

—Llevamos los brazaletes durante unos meses —dijo—. Y luego las cosas volvieron a cambiar. Un día llegué a casa y mi madre dijo que no podíamos seguir viviendo en nuestra casa...
— ¡A mí me pasó lo mismo! —Exclamó Bruno, alegrándose de saber que no era el único niño al que habían obligado a mudarse de casa—. Un día el Furias vino a cenar, y luego vinimos a vivir aquí. Y yo odio esto —añadió con enojo—. ¿También fue a cenar a tu casa y tuvisteis que marcharos?
—No, pero cuando nos dijeron que ya no podíamos vivir en nuestra casa tuvimos que irnos a otro barrio de Cracovia, donde los soldados levantaron un gran muro y mi madre, mi padre, mi hermano y yo teníamos que vivir en una habitación.
— ¿Todos juntos? —Preguntó Bruno—. ¿En la misma habitación?
—Y no sólo nosotros. También había otra familia, y la madre y el padre siempre estaban peleando y uno de los hijos era mayor que yo y me pegaba aunque yo no hubiera hecho nada.
—No puede ser que vivierais en la misma habitación —dijo Bruno sacudiendo la cabeza—. Eso no tiene sentido.
—Todos en la misma —insistió Shmuel al tiempo que asentía con la cabeza—. En total éramos once.
Bruno abrió la boca para contradecirlo —no creía que once personas pudieran vivir juntas en la misma habitación—, pero se lo pensó mejor.
—Pasamos varios meses allí —prosiguió el otro—, todos juntos en la misma habitación. Había una ventanita, pero a mí no me gustaba mirar por ella porque veía el muro y odiaba el muro porque nuestra casa de verdad estaba al otro lado. Y aquel barrio de la ciudad era un barrio muy malo porque siempre había ruido y era imposible dormir. Y odiaba a Luka, el niño que siempre me pegaba aunque yo no hiciera nada.
—A mí a veces Gretel me pega —aportó Bruno—. Es mi hermana —añadió—. Y es tonta de remate. Pero pronto seré mayor y más fuerte que ella y entonces se va a enterar.
—Y un día llegaron los soldados con unos camiones enormes —continuó Shmuel, que no parecía interesado por Gretel—. Nos hicieron salir a todos de las casas. Mucha gente no quiso salir y se escondió donde pudo, pero creo que al final los capturaron a todos. Y los camiones nos llevaron a un tren, y el tren... —Vaciló y se mordió el labio inferior. Bruno pensó que iba a echarse a llorar, aunque no entendía por qué—. El tren era horrible —pro-siguió Shmuel—. Para empezar, había demasiada gente en los vagones. Y no se podía respirar. Y olía muy mal.
—Eso es porque os metisteis todos en el mismo tren —dijo Bruno, recordando los dos trenes que había visto en la estación el día que se marchó de Berlín—. Cuando nosotros vinimos aquí, había otro tren al otro lado del andén, pero creo que nadie lo había visto. Nosotros nos subimos a ése. Si te hubieras subido al mío...
—No creo que nos hubieran dejado —dijo Shmuel negando con la cabeza—. No podíamos salir del vagón.
—Las puertas están al final —explicó Bruno.
—No había puertas —dijo Shmuel.
—Claro que había puertas —suspiró Bruno—. Están al final —repitió—. Después de la cafetería.
—No había ninguna puerta —insistió Shmuel—. Si hubiera habido alguna puerta, nos habríamos apeado todos.
Bruno masculló algo del estilo de «claro que las había», pero no lo dijo en voz alta.
—Cuando por fin el tren se paró —continuó Shmuel—, estábamos en un sitio donde hacía mucho frío y tuvimos que venir hasta aquí a pie.
—Nosotros vinimos en coche —explicó Bruno.
—A mi madre se la llevaron, y a mi padre, a Josef y a mí nos pusieron en las cabañas de allí, que es donde estamos desde entonces.

Pues si, como recuerdas es un trocito de la obra “El Niño con el Pijama de Rayas”… de John Boyne… muy curioso el final… su queridísimo padre vivirá muy contento de haber limpiado el mundo para su hijo… como desean todos los que tienen soluciones maravillosas y ostentan el poder…

Este jueves puedes venir con el pijama de rayas… esperemos que no nos hagan dar una caminata de Solución Final…


Escrito por: Javier Morera 


miércoles, 17 de junio de 2015

LOS CUENTOS SON MENOS TRISTES


El pasado martes, estuvimos celebrando con nuestro compañero Vicente, su final feliz de unos talleres de escritura creativa… para terminar y mostrarnos sus resultados, nos obsequiaron con bellos fragmentos de sus producciones literarias… mas de una docena de personas que se han dedicado a estudiar y escribir con la mejor de sus intenciones las ideas que se les han posado en sus mentes siempre abiertas a libros y narraciones…

No solo nos leían, también nos ofrecían sus primeras publicaciones que ya se han impreso y divulgado… ¡Una gran alegría!

En contraste, la mayor parte de las historias nos llenaban de tristeza… se sucedían los dramas, las tragedias… los finales infelices y la gris realidad de la sociedad gris que es vista desde ojos grises… como nos decía una de las autoras… cada relato, casi sin excepción, nos hacia bajar un peldaño en los ánimos de los que estábamos por el publico…

¿Es tan triste la vida?
¿Vemos los escritores y lectores más tristes las historias de vida?
¡Advierto que no hablamos de plumas de estilo romántico, donde esto sería un tópico!
¿Había algún tipo de selección que explicará este sesgo anímico?

La opinión es que la realidad que nos apresa es dura, poco dada a ilusiones de fantasía… poco fácil para preparar los ambientes dulzones que nos gustaría tener prefabricados para nuestros hijos y nietos…

Por eso, a muchos de nosotros nos encanta y nos perdemos por esos libros donde el escritor puede fabricar sus propias condiciones, circunstancias y finales… por eso leemos y releemos libros que nos gustan… sin perder la cercanía de esa realidad que sigue ahí, cuando cierras el libro…

Esta semana, una buena película basada en un buen libro, nos hace sugerencias de este tipo… “La Vida de PI”… que al final, nos plantea como queremos digerir la historia de su naufragio… como una tragedia horrorosa o como un cuento… Todos elegimos el cuento del tigre…

Y al empezar el libro nos plantea el problema de su nombre… ¡mirar y leer que divertido!... o ¡que triste!

“Me levanté del pupitre y me dirigí rápidamente a la pizarra. Antes de que el profesor pudiera abrir la boca, cogí un trozo de tiza y dije, mientras escribía:
Me llamo Piscine Molitor Patel, conocido por todos como
Subrayé las dos primeras letras de mi nombre de pila.
Pi Patel.
Por si acaso, agregué:
Pi = 3,1416
Luego dibujé un círculo enorme y lo partí con un diámetro, para evocar aquella lección básica de geometría.
Hubo un silencio sepulcral. El profesor tenía los ojos clavados en la pizarra. Yo me estaba aguantando la respiración. Entonces dijo:
—Muy bien, Pi. Siéntate. La próxima vez procura pedir permiso antes de levantarte del pupitre.
—Sí, señor.
Me puso una cruz al lado del nombre y miró al chico siguiente.
—Mansoor Ahamad —dijo Mansoor Ahamad.
Me había salvado.
—Gautham Selvaraj —dijo Gautham Selvaraj.
Podía respirar tranquilo.”


Escrito por: Javier Morera

jueves, 11 de junio de 2015

UN CUENTO PARA MAYORES


Cada vez son mas frecuentes esas citas o sesiones dedicadas a “contar” cuentos que ahora llaman “contadas”, en las cuales muchos “participantes” de forma voluntaria y desinteresada, se prestan y se convocan para prodigar sus narraciones al publico voluntario y gratuito que se dispone a oírles, escucharles y aplaudirles.

Hace unos días fue el “Maratón de Cuentos de San José”, un barrio zaragozano… Este pasado domingo ha sido en Oliver, otra barriada de nuestra ciudad…

Es bonito comprobar como unos disfrutan contando y otros escuchando… los hay graciosos y los hay con menos… así como las narraciones las hay preciosas y otras un poco menos sabrosas…

Pero los cuentos son como los besos, un acto de amor, desinteresado y generoso… se cuenta un cuento a alguien que quieres… por que quieres…. Para gusto y beneficio de ambos…. Como un beso… y por eso la calidad hay que buscarla mas en ese cariño con que se hace que en la “precisión” de la técnica…

Y así han sido estas “contadas”… actos de amor… que unos nos han regalado y otros hemos recibido…

Y esta semana, en nuestro “Rincón”… hablamos de Rebeca, la película basada en esos cuentos tan curiosos que escribió Daphne du Maurier y luego filmó Hitchcock… ¿Qué no sabias que eran cuentos? ¡Si!... son versiones para adultos de unas interjecciones entre “La Cenicienta”, La Bella y la Bestia” y la madrastra de Blancanieves… ¿Cómo?... ¿Qué no lo ves?... pues ven a la sesión y te lo contamos en forma de cuento… ¡Ah!... ¡Y apaga la tele, que ya solo entiendes de deporte y de cocina!...



Escrito por: Javier Morera

miércoles, 3 de junio de 2015

CAMINA SOLO E IRAS MÁS LEJOS


“-Si pudiera inventarse algo –dije impulsivamente- para embotellar los recuerdos, como los perfumes… para que no se disipasen, para que nunca pudieran ponerse rancios. Cuando quisiéramos podríamos destapar el frasco y sería como vivir de nuevo el momento guardado.”
……..
“-Una casa vacía puede resultar tan solitaria como un hotel lleno. Y lo malo es que resulta menos impersonal.”
…….
“Esta casa nos cobijó, y entre estas paredes nos hemos querido, nos hemos hablado. Aquello fue ayer. Hoy seguimos nuestro camino, no la volveremos a ver, y por ello ya somos diferentes, hemos cambiado de modo imperceptible. Ya nunca volveremos a ser los mismos de antes. Cuando paramos a comer en un hotelito en la carretera… /… en ese momento, todo es mío, me pertenece. Reestablece cierta intimidad entre esos objetos y yo. Eso es el presente. El pasado y el futuro no existen. Estoy  allí, lavándome las manos, reflejada en el espejo roto, como suspendida en el tiempo. Ésa soy yo; este momento no pasará.”
……
“Surgió de repente un claro en el sombrío camino, un trozo de cielo, y en un instante se espaciaron los árboles, desaparecieron las matas sin nombre y el camino apareció bordeado de un muro rojo, como la sangre, que se elevaba por encima de nuestras cabezas. Estábamos entre los rododendros. Su súbita aparición fue increíble y hasta sobrecogedora. Nada hacia esperarlos mientras íbamos por el bosque. Me sorprendieron con sus corolas rojas, amontonadas las unas sobre las otras, en profusión increíble, sin mostrar ni una hoja, ni una rama, nada, sino la orgía sangrienta de aquel rojo tremendo, zumoso, fantástico, distintos de todos los rododendros que hasta entonces viera. Miré a Maxim. Estaba sonriendo.”

La semana pasada leíamos a una mujer joven de principios del siglo XIX con su obra tan maltratada por el vulgar conocimiento de esos “culturetas” que solo ven alguna película y de allí extrapolan el contenido de la verdadera idea creadora del origen…que casi siempre es un libro… La semana pasada leíamos a Mary Shelley con su simbólico y romántico Frankenstein… Esta semana, como habréis visto en estas citas, estamos leyendo a otra mujer, Daphne du Maurier, de principios del siglo XX, con su conocidísima novela “Rebeca”… nos dejaremos conducir por ese Maxim tan perfecto… y tras los rododendros en flor, descubriremos su maravillosa mansión… Manderley…
¡Qué maravilla de…jardines… misterios… novela!
Y ¡vaya lema tenía el señor de Manderley…!



Escrito por Javier Morera