miércoles, 20 de abril de 2016

¿QUIÉN ES MIRANDA?


¡Ya llega el día del libro, con esos magos de la construcción “teatral y literaria” que son Shakespeare y Cervantes... y que celebramos con sus relecturas y recuerdos…
Nosotros, este año, comenzamos con el inglés, en una de sus últimas obras, al menos en solitario, “La Tempestad”.
Una pena que se represente tan poco, que se lea tan poco, que se lleve al cine tan poco y aun peor, las versiones que se hacen no se traduzcan al castellano…
“La Tempestad” es una obra compleja, de la última época de Shakespeare, que era una persona compleja… con sus influencias españolas y francesas (¿Sabia leer las obras de los autores en sus idiomas, Shakespeare?)… con su gracia de comedia y sus influencias mitológicas, filosóficas, sociológicas…
Próspero nos recuerda al autor… como no… y los temas que se fraguan en aquella isla nos evocan otras obras y otros autores… pero al final nos queda la duda de quien fue Miranda…. De que quería conseguir Shakespeare con esta obra no trágica… ¿solo agasajar al joven conde de Essex cuando casa con Lady Frances Howard?... ¿Quién fue Shakespeare en realidad?...
Os dejo con una cita famosísima del Acto IV y os recuerdo que leáis el Epilogo, despedida de autor, del teatro, del publico, de la vida… ¿de nosotros?

“PRÓSPERO, Acto IV Escena Única.
Te veo preocupado, hijo mío, y como abatido. Recobra el ánimo.
Nuestra fiesta ha terminado. Los actores, como ya te dije, eran espíritus y se han disuelto en aire, en aire leve, y, cual la obra sin cimientos de esta fantasía, las torres con sus nubes, los regios palacios, los templos solemnes, el inmenso mundo y cuantos lo hereden, todo se disipará e, igual que se ha esfumado mi etérea función, no quedará ni polvo. Somos de la misma sustancia que los sueños, y nuestra breve vida culmina en un dormir. Estoy turbado.
Disculpa mi flaqueza; mi mente está agitada.
No te inquiete mi dolencia. Si gustas, retírate a mi celda y reposa.

Pasearé un momento por calmar mi ánimo excitado.”


Escrito por: Javier Morera

domingo, 17 de abril de 2016

MES DE CELEBRACIONES


Se nos acerca el 23 de abril, un día importante para nuestra comunidad aragonesa. Celebramos San Jorge, un curioso “símbolo” de lucha contra el mal, contra el dragón que encarna todo lo indeseado para una cultura y una época…

En nuestra Asociación, le hemos dedicado ya varias lecturas y alguna película, para conocer los temas de aragonesismo… además de alguna excursión en la que se visitan y comentan lugares y paisajes de nuestro querido país… castillos, ríos, pueblos y montañas… mientras cantamos esos folclores y las entrañables letras de Labordeta, que nos emociona y nos recuerda que “Somos… Hemos… Vamos… Tiempos”…

Pero También estamos celebrando esa época en que un pueblo, el de nuestros abuelos, soñó y consiguió una República, de las adelantadas y populares que se han “votado” en el mundo “civilizado”… y que se quedó, como tantas otras cosas en un sueño… corto…

Y estamos ya preparando esas fiestas del día del libro… que, al menos una vez al año, salta a la calle... y nos llama… y lo compramos… aunque luego, muchas veces, no nos pongamos a leerlo…
Y así, entre tanta celebración… se nos va adentrando la primavera, el calor, las lluvias…  celebrando… que no es poco…


Escrito por: Javier Morera

domingo, 10 de abril de 2016

LOS BATURROS DE BUMBURYSMO… ¡MIAJA!


(…) “Te advierto que siempre he sospechado que eras un consumado y secreto Bunburysta, y ahora estoy completamente seguro.”

La semana pasada, hemos tenido una cita con Oscar Wilde a través de su obra “La Importancia de Llamarse Ernesto”… Todas y todos sabéis mucho de esta obra y habréis sonreído una y otra vez en su lectura o en su contemplación en teatro… digo sonreír…. Pero resulta curioso este humor inteligente y paradójico que nos bombardea a todos desde el remoto Wilde y nos dice una vez más…
El que esté libre de pecado…”
y nadie pone…
La mano en el fuego…”

Ya que todos, unos mas y otros menos, tenemos y ponemos excusas para evitar esa situación “indeseable” o para “escaparnos hacia esa otra “deseable”… jugamos con nuestras obligaciones para excusarnos… “tengo mucho trabajo…”… “La familia me ocupa tanto…” o ponemos ideas aceptables como… “ver a nuestros familiares, visitar enfermos, atender a amigos que pasan malas temporadas…

También nos buscamos “tapaderas” menos claras… como ir a cazar, hacer deportes, partidas de cartas, asistencias a espectáculos… “compromisos”… que no podemos dejar sin molestar a tantos amigos que sin nosotros no podrían ir tan solos…

Cualquier excusa es buena si estamos dispuestos a darla y alguien esta dispuesto a aceptarla… ¿Tal vez le interesa, ya que así nos acepte la nuestra?... como ocurre en la trama de la obra de Wilde que comento…
Los bumburystas son como eternos e inmaduros estudiantes, que siempre tienen una explicación para su suspenso… En psicología hace muchos años que están definidos y catalogados… pero no voy a hablar de eso… esto es un blog de libros y lectores no es para hacer lecciones magistrales sobre la inmadurez de esta época que sin ser la “Victoriana” que le toco a Oscar, es aun mas hipócrita y falsa… ¡que se lo digan a Hacienda! Que lucha con millones de millonarios que excusan pagos e impuestos… y no tienen apenas sueldo… y se desgravan con mil trucos…

En mi pueblo, a los bumburystas les llamamos mentirosos y troleros… pero ahora todo es ingles, y ellos saben mucho de hipocresía y piratas… poco a poco iremos aprendiendo hasta los baturros… idiosincrasia que tendrá muchos defectos… pero de bumburysmo… ¡miaja!



Escrito por: Javier Morera

domingo, 3 de abril de 2016

LA MISMA HISTORIA SE CONTINUÓ REPITIENDO



Ayer, 2 de abril de 2016, se cumplían 211 años del nacimiento de Hans Cristian Andersen. Un tipo curioso, inteligente y romántico… que recogió cuentos e historias como hacemos los románticos… nos lanzó sus mensajes entre hadas y animales y nos identificó situaciones tan importantes como el del “patito feo”.
En un fragmento que os dejo de uno de sus cuentos, hay una sabiduría que se nos destila en la moraleja… seamos como seamos, todo pasa… hagamos lo que hagamos, poco cambia… nuestra vida son decisiones y nos marcan, nos definen, nos delimitan y nos clasifican… pero la vida sigue, el tiempo y nosotros pasamos… pronto ya no seremos nada…

El Caracol y la Rosa (fragmento)
–Esperamos mucho de ti –dijo el rosal–. ¿Podría saberse cuándo me enseñarás lo que eres capaz de hacer?
–Necesito tiempo para pensar –dijo el caracol–; ustedes siempre están de prisa. No, así no se preparan las sorpresas.
Un año más tarde el caracol se hallaba tomando el sol casi en el mismo sitio que antes, mientras el rosal se afanaba en echar capullos y mantener la lozanía de sus rosas, siempre frescas, siempre nuevas. El caracol sacó medio cuerpo afuera, estiró sus cuernecillos y los encogió de nuevo.
–Nada ha cambiado –dijo–. No se advierte el más insignificante progreso. El rosal sigue con sus rosas, y eso es todo lo que hace.
Pasó el verano y vino el otoño, y el rosal continuó dando capullos y rosas hasta que llegó la nieve. El tiempo se hizo húmedo y hosco. El rosal se inclinó hacia la tierra; el caracol se escondió bajo el suelo.
(…)
– ¿Darle? ¿Darle yo al mundo? Yo lo escupo. ¿Para qué sirve el mundo? No significa nada para mí. Anda, sigue cultivando tus rosas; es para lo único que sirves. Deja que los avellanos produzcan sus frutos, deja que las vacas y las ovejas den su leche; cada uno tiene su público, y yo también tengo el mío dentro de mí mismo. ¡Me recojo en mi interior, y en él voy a quedarme! El mundo no me interesa.
Y con estas palabras, el caracol se metió dentro de su casa y la selló.
– ¡Qué pena! –Dijo el rosal–. Yo no tengo modo de esconderme, por mucho que lo intente. Siempre he de volver otra vez, siempre he de mostrarme otra vez en mis rosas. Sus pétalos caen y los arrastra el viento, aunque cierta vez vi cómo una madre guardaba una de mis flores en su libro de oraciones, y cómo una bonita muchacha se prendía otra al pecho, y cómo un niño besaba otra en la primera alegría de su vida. Aquello me hizo bien, fue una verdadera bendición. Tales son mis recuerdos, mi vida.
Y el rosal continuó floreciendo en toda su inocencia, mientras el caracol dormía allá dentro de su casa. El mundo nada significaba para él.
Y pasaron los años.
El caracol se había vuelto tierra en la tierra, y el rosal tierra en la tierra, y la memorable rosa del libro de oraciones había desaparecido... Pero en el jardín brotaban los rosales nuevos, y los nuevos caracoles seguían con la misma filosofía que aquél, se arrastraban dentro de sus casas y escupían al mundo, que no significaba nada para ellos.
Y a través del tiempo, la misma historia se continuó repitiendo...
  

Escrito por: Javier Morera