Cuando somos niños, cuando
empezamos a caminar y hablar… y poco a poco a pensar, algo porque nos lo
enseñan y mucho porque nos “sale”, nos convertimos en animistas… Desde los objetos mas cercanos, como la silla y la cama,
hasta los mas lejanos como el mar o la nube, cobran vida, toman “anima” y los
convertimos en “seres” que existen, crecen, piensan, sienten y actúan con
voluntad y autonomía propia… La figura cognitiva es interesante, nos revela la
proyección del pensante sobre el objeto pensado… nos hace “ver” que todo es
como nosotros y nosotros somos como ese “todo” que existe fuera de nosotros…
Nos costará años y mucho esfuerzo llegar a concepciones de los objetos y de la
naturaleza más objetiva y científica…
Cuando de mayores tomamos unos
libros que llamamos “románticos” y nos involucramos entre sus líneas y sus páginas,
fácilmente nos volvemos a encontrar otro proceso parecido, solo que en
literatura, suele llamarse “personalización”. Así, los ríos piensan y corren,
los árboles sufren y nos miran, las montañas se compadecen de nosotros o nos
esconden de otros perseguidores… las mañanas nos sonríen, las nubes lloran, las
flores se abren a nuestro paso para ofrecerse en esencias… las olas nos
arrullan, los bosques nos confunden, los caminos nos llevan… los minutos se
encorren… la luna quiere coquetear con el sol…
Si nos dedicamos unos minutos a
la teoría de la cristalización del Amor, que el escritor romántico Henri Beyle,
nos muestra en su obra “Ernestina” o el despertar del amor, también
observaremos fenómenos cercanos en como somos nosotros los que “investimos” de
perfecciones y atributos positivos a nuestro objeto de amor, a nuestro ser
amado… lo “vestimos” de los adornos y virtudes que nosotros mismos valoramos…
lo “valoramos” con ventaja y sin merma…
Esta semana y la siguiente,
hablaremos y leeremos de Gustavo Adolfo Bécquer en nuestra Asociación… y
saldrán estos temas y muchos mas, típicos de románticos y de nuestro
protagonista Adolfo…
Dejar que el libro se haga
presente y os atrapen sus leyendas, sus poemas… dejar que se persone en vuestro
ánimo…
Escrito por: Javier Morera
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