sábado, 29 de agosto de 2020

LEER EN OTOÑO

 



Tuerce el verano, se inclina…

Pierde fuerza el sol y gana el viento…

Los frutos rojos y maduros aparecen en ramas desvestidas…

Las hojas forman alfombras en vez de techos.

 

Agosto termina y se anuncia Septiembre…

El agua escasea, hay sequía…

Las nubes crecen y se multiplican. Hay esperanza…

La noche va ganando, el día huye, el sol se esconde…

 

Monotonía de trabajos, rutinas de limpiezas…

Vuelve la luz falsa de una lámpara…

Ventanas cerradas, mangas largas, calles vacías.

Regresa el calor guardado de un abrigo…

 

El otoño ya llega, no es esperado, pero viene…

El calor nos abandona, deja sus centinelas en el sur…

El frío nos acecha, manda exploradores desde el norte…

La vida decrece, triunfa el letargo y la semilla.

 

Entre lanas, cristales, un té caliente…

Amarillos, naranjas, rojos…

Nieblas, lluvias, nieves…

¡Metete en un libro! ¡Renace!


 Escrito por: Javier Morera

sábado, 22 de agosto de 2020

ROMANTICOS DE HACE SIGLOS

 

portada libro Sandokan

El día 21 de agosto de 1862, nacía en Verona Emilio Salgari. Hace muchos años. Escribió muchas obras, entre novelas de aventuras y cuentos, artículos y relatos… Parece que fue uno de los escritores que resolvió su motivación de viajes y aventuras, en sus decenas de historias fantásticas y exóticas… Paisajes, situaciones, tormentas, selvas, misterios y un montón de personajes que han sobrevivido a su desdichado autor.

Hoy es poco recordado, relegado al mundo de lo juvenil casi infantil… Un adulto de hoy se da de menos de leer las aventuras de Sandokan, aunque se encanta con los monstruos de El Señor de los Anillos o un salta paredes de Spiderman. Las modas que no las razones.

Me gusta de Salgari como vivió de forma romántica un mundo que ya no lo era y le mató de la manera más cruel que tiene el absurdo nihilismo de los posmodernos de principios del siglo XX.

El día 28 de agosto de 1749, nacía en Francfort del Meno, uno de los mas grandes autores y pensadores de la cultura romántica. Johann Wolfgang von Goethe. Nos dice su biógrafo Marcel Brión, que era “un muchacho inteligente y curioso que abría enormemente los ojos ante todas las imágenes halladas en su camino”…

Goethe, fue afortunado en su nacimiento, en su carrera, en sus estudios e investigaciones, en sus publicaciones… en sus relaciones sociales e intelectuales… Todo lo contrario a Salgari.

Tal vez en su obra mas afamada, “Fausto”, nos da la clave de su éxito… pero de ella quiero hacer una cita de una de sus características básicas… el amor a los libros…

“… para mi los goces del espíritu consisten en un libro, en una hoja, en una pagina; solo los libros pueden hacernos soportable y hasta deliciosa una larga noche de invierno, y hacernos llevar una dichosa vida que reanime todos nuestros miembros. ¡Ah! ¡Y cuando puede uno desenvolver un venerable pergamino, siente en su corazón todas las inefables dichas del cielo!”.

Johann Wolfgang von Goethe
 

Escrito por: Javier Morera 

domingo, 16 de agosto de 2020

VACACIONES, UN TIEMPO PARA…


Recuerdo mis lejanos tiempos infantiles, de colegio, en los que esperabas las vacaciones para hacer cosas que te gustaban, como jugar y leer algunos libros que eran “gordos”, casi de “mayores” para “quitar” tiempo a deberes y estudios durante el curso normal…

Tarzan, Robin Hood, Robinsón Crusoe, La Isla del Tesoro, Un Capitán de Quince años, Cinco Semanas en Globo, Colmillo Blanco, los Tigres de Mompracen, Guillermo Tell, La Flecha Negra…

Te llegaban a marcar el ritmo de ese verano, leídos despacio, para que no se terminarán pronto… y las conversaciones a que te lanzaban, con amigos y familiares sobre el tema, la época, el autor… películas que les intentaban reproducir… ilusiones de personajes y mundos atrapados en aventuras singulares y recuerdos de aquellas felices vacaciones…

Recuerdo mis lejanos tiempos juveniles, de Instituto y Universidad, en los que deseabas las vacaciones para esas actividades deportivas que te interesaban y esas literaturas que no podías abarcar entre estudios y trabajos…

Romeo y Julieta, La Celestina, El Mío Cid, La Iliada, El Quijote, Bodas de Sangre, En Busca del Tiempo Perdido, Rojo y Negro, El Noventa y Tres, El Nombre de la Rosa, El Mundo de Sofía, Utopía, Walden Dos, 1984, …

Cientos de obras maestras que te hacían ver “cosas” de otra manera y ver las cosas que no se veían sin libros… Y las conversaciones que se entretejían con compañeros, profesores, amigos… Artículos de revistas, prólogos, conferencias, películas, ensayos, estudios… todo se relacionaba en esa preciosa red del conocimiento humano, de la cultura…

Cuando relees alguno de tantos de estos textos referentes en nuestras vidas, aun emergen recuerdos de aquel verano, de aquellos paisajes y aquellas personas con las que compartimos temas y debates… escalones por los que hemos ido subiendo hacia esa atalaya, desde donde ahora, contemplas horizontes y desiertos con poca energía literaria en moda…

No es preciso decir que, aunque podamos leer durante todo el año, las vacaciones son un tiempo bueno y apropiado para leer con más calma y método que en otras temporadas de horarios y cansancios… Un asiento, luz, ese libro que nos espera y nuestra inteligencia para reproducir de nuevo todos los engramas mentales que alguien encapsuló en esas miles y miles de palabras que forman el libro.

Hay otras muchas formas de pasar las vacaciones… trabajando… viajando… bailando, bebiendo, durmiendo, comiendo… Yo me quedo con mis recuerdos de miles de libros que me han ido deleitando con mundos inmateriales, pero ricamente cargados de idealismos y emociones… línea tras línea… pagina tras página… libro tras libro… año tras año… 


Escrito por: Javier Morera

domingo, 9 de agosto de 2020

RECORDAR, QUE NO CELEBRAR

Comienza agosto y seguimos vigilantes y preocupados por el acoso a que nos somete ese agente vírico que quiere invadirnos y adueñarse del planeta Tierra. Parece un tema de libro o de película, pero es así de cierto y así de triste. Aunque debemos recordar que los virus, tan sencillos y primitivos, no tienen nada parecido a un interés o plan y menos la capacidad extraordinaria que deberían poseer para organizarse y planificar la campaña de invasión y dominio de nuestra civilización.

Pues no, el Covid-19 nos hace daño y frustra nuestra cultura basada en la masificación y el consumo de servicios “gregarios” pero nada tiene de un plan ni natural ni inteligente para terminar con nosotros… aunque puede que lo consiga, si no adoptamos otras formas de vida y de diversión…

Otras situaciones, si que son muy pensadas y “racionalizadas” para atacar a nuestras personas o pueblos… En estos días, debemos recordar, que nunca celebrar, una de las atrocidades mas espantosas que ha “fabricado” la humanidad… El día 6 de agosto de 1945 se lanzó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, con más de 300 mil personas, casi exclusivamente civiles, la primera bomba atómica… una explosión de mas de un millón de grados de calor… miles de kilómetros afectados… años de dolor y muerte… un cuarto de millón de muertos…

El día 9 de agosto se bombardeó Nagasaki con otra bomba nuclear… parecida…

Eran ciudades no avisadas, escasamente bombardeadas hasta entonces, sin objetivos militares, sin estrategia… pensado para crear una ola de muerte y dolor… miedo… barbarie… sufrimiento…

Las lanzaba una inteligencia apoyada en ciencia y técnica, en grupos y conocimientos… La mas famosa democracia de la Historia… Y se la lanzaba a unos pueblos desarmados y pacíficos, llenos de hospitales y comerciantes…

Han pasado 75 años… hoy se cumplen… ¡Que poco se recuerda!...

Ahora estamos pendiente del virus… de la economía… de las posibles vacunas… Os invito a reflexionar sobre nuestras grandes contradicciones… Y, por supuesto leer sobre estos hechos… Hay algunos libros pero poco se divulgan… no es grato recordar las barbaridades que hemos hecho… El problema es que, si no somos conscientes, si no recordamos, cualquier día, con cuatro “razones” hilvanadas por algún “demócrata” nos tiramos otra bomba de nuestra maravillosa inteligencia… ¿social?


Escrito por: Javier Morera

sábado, 1 de agosto de 2020

CUANDO TENGA TIEMPO, LEERÉ


¿Quién no ha oído esto alguna vez? Y, lo que es peor, ¿Quién no lo ha dicho alguna vez? Mala excusa. Si observamos al que esto comenta, pierde tiempo (o lo dedica) en muchas situaciones que no son ni necesarias, ni interesantes para su “existencia”…

Espesas conversaciones donde nada se persigue ni consigue… aburridas e inútiles esperas… lecturas y repasos sin interés… series y artículos, películas y espectáculos que aun estando de moda, no nos gustan ni nos sirven…y más y más…

Hacemos lo mismo con el deporte, con las comidas, con los viajes, con las amistades, con los familiares pesados… ¡Qué mala gestión del tiempo! ¿Cuándo tendremos un ratito para leer?

En un mundo de ocupados y súper conectados, se deja la lectura para los fines de semana… pero nunca tenemos tiempo… Se deja para vacaciones… pero nunca tenemos tiempo… se deja para cuando terminemos el curso, o los estudios, o la oposición, o para cuando los hijos sean mayores… y luego los nietos… y para cuando me jubile… y… ¡nunca tenemos tiempo!

Algunos hemos leído siempre, entre estudios y con los hijos… en lugar de siestas o antes de cenar… en el campo y en la playa… medio enfermos y muy cansados de largas jornadas de trabajo o de actividad… Leer, como respirar y como pensar, para algunos nos es intrínseco a nuestra vida y a nuestros pensamientos… es fuente de información y pantalla de proyección de nuestros estados emotivos y preocupaciones… Conquistamos con los héroes y sufrimos con las victimas, reímos y aprendemos, pero especialmente… soñamos… inventamos otras formas de vida y de vivir… relacionamos y reflexionamos sobre esas mil circunstancias y esos miles de detalles que no veíamos, que no sospechábamos, que no apreciamos hasta que ese mago, que es el autor, los ha revelado y resaltado…

Otro detalle a tener en cuenta en cuanto a la lectura, es qué libro leer a que edad.

Imaginaros por un momento, que los libros infantiles o los juveniles, los dejemos para leer en nuestra jubilación… Desde luego a muchos “Peter Pan” no les vendrían mal… pero lo cierto es que ya ni los entenderíamos… como tampoco sabemos resolver cualquier ecuación que resolvíamos en la adolescencia, cuando tenemos setenta años… ¡No es lo adecuado!...

La gran ventaja de leer y releer en nuestra vida es que cuando nos enfrentamos a un autor o una obra, siendo jóvenes y en otras épocas de nuestra biografía, vemos como cada momento tiene su nivel de comprensión, sus motivaciones, sus experiencias y el haber leído o no otras muchas literaturas que siempre se interfieren en ese mundo de ahí al lado, que supone la intertextualidad literaria…

El problema de los que leemos, es que cuando nos acostumbramos a esas conjeturas cognitivas y posibles estructuras de otras realidades imaginadas… luego te hablan de cocinitas y deportes competitivos… y te parecen aburridos y simplones como juegos de niños… muy niños… muy niños…


Escrito por: Javier Morera