miércoles, 28 de octubre de 2015

ESTUDIANDO EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA




Y un año más… como siempre, el otoño nos trae ese mito que tantos literatos y poetas, músicos y pintores nos han intentado personalizar en nombres y caras, en épocas y actitudes… El Don Juan…

Y como cada año, por estas fechas, cercanas a días de poca luz y celebraciones de santos y difuntos, nosotros, los románticos le dedicamos una cita a una de estas obras, siempre ingeniosas y creativas, siempre bebiendo del eterno tipo que malgastó la vida en vencer a otros bellacos o en conquistar y engañar a mujeres que luego no supo enamorar ni disfrutar en sentidos adultos e íntegros…

Este año, nos propuso la presidenta estudiar “El Estudiante de Salamanca”… buena cita se presenta… Don Félix es parco en palabras… no es lisonjero como el Tenorio… no es tan adusto como otros de Tirso o de Moliere… pero es tan atrevido como cualquiera de los Don Juanes… que tantos hay… rápido en matar… adelantado en lances… pródigo en invites y osadías… pero corto en conocimiento, en sensatez, en ternura, en consejo… como todos los Don Juanes…

Lo vemos en sus persecuciones a esa dama que se le resiste… y que resulta ser su cita mortal… en la cuarta parte…

-Cada paso que avanzáis
Lo adelantáis a la muerte,
Don Félix. ¿Y no tembláis,
Y el corazón no os advierte
Que a la muerte camináis?-

Pero supongo que a todos os gusta más la segunda parte… esa oda cantada al amor… triste y desairado de doña Elvira…
¿Quien no se acuerda, de memoria de esos versos, tan románticos, tan españoles, tan leídos y repetidos por todos nosotros?…

Hojas del árbol caídas
Juguetes del viento son:
Las ilusiones perdidas
¡Ay! Son hojas desprendidas
del árbol del corazón.

O de esa otra estrofa tan citada por cualquiera de nosotros cuando nos sentimos abandonados y poco queridos por nuestros “amores”…

¿Qué me valen la gracia y la belleza,
Y amar como jamás amó ninguna,
Si la pasión que el alma me devora,
La desconoce aquel que me enamora?

¡Vaya poetas que tenemos!...
¡Vaya honor para nuestras letras, nuestras bibliotecas, nuestros jóvenes que aprenden entusiasmados las rimas y versos de estos genios de la pluma y de la sensibilidad estética!

No me extraña que en nuestro país haya más jóvenes dedicados a la poesía y la literatura que al fútbol y el baloncesto juntos… no me extraña…


Escrito por Javier Morera

martes, 20 de octubre de 2015

CITANDO "TUS ZONAS ERRÓNEAS"


“Has crecido y te has desarrollado en un ambiente cultural que te ha enseñado que no eres responsable de tus sentimientos y sensaciones, aunque la verdad silogística te demuestre que siempre lo fuiste. Has aprendido una cantidad de dichos para defenderte del hecho de que eres tú el que controla tus sentimientos. He aquí una pequeña lista de frases hechas que has usado una y otra vez. Examina los mensajes que envían estas frases.
- "Me ofendes."
- "Me haces sentirme mal."
- "No puedo evitar sentir lo que siento."
- "Simplemente estoy enfadado, no me pidas que te explique por qué."
- "Esa persona me enferma."
- "Tengo miedo a las alturas."
- "Me avergüenzas."
- "Me acelero cuando ella está cerca de mí."
- "Me haces hacer el tonto en público."
Esta lista podría seguir interminablemente. Cada frase contiene dentro de sí misma un mensaje que anuncia que no eres responsable de lo que sientes. Ahora vuelve a escribir la lista correctamente, o sea, de manera que refleje que eres tú quien controla lo que sientes y que tus sentimientos y sensaciones provienen de los pensamientos que tienes respecto a cualquier cosa.
- "Me ofendí por las cosas que me dije a mí mismo respecto a cómo reaccionaste tú ante mí."
- "Me hice sentirme mal.
- "Puedo evitar sentir lo que siento, pero he escogido estar enfadado."
- "He decidido sentirme enfadado porque generalmente puedo manipular a los demás con mi enfado puesto que ellos piensan que yo los controlo."
- "Yo me enfermo a mí mismo."
- "Yo me asusto a mí mismo en las alturas."
- "Yo me avergüenzo de mí mismo."
- "Yo me excito cuando estoy cerca de ella."
- "Yo hago el tonto por tomar más en serio tus opiniones respecto a mí mismo que las mías propias, y por creer que los demás hacen lo mismo."
Quizá tú crees que los dichos de la Lista 1 son simplemente figuras retóricas que se han convertido en clichés que se usan en nuestro ambiente cultural y que no tienen mayor significado. Pero si es así como piensas entonces pregúntate a ti mismo por qué las frases de la Lista 2 no se han convertido en clichés. La respuesta está en la influencia de nuestro ambiente cultural sobre nuestro pensamiento que nos enseña a pensar como la Lista 1 y nos aleja de la lógica de la Lista 2.
El mensaje es claro como el cristal. Eres tú el responsable de lo que sientes. Sientes lo que piensas, y puedes aprender a pensar diferentemente sobre cualquier cosa, si decides hacerlo. Pregúntate a ti mismo si vale la pena, si te compensa ser infeliz, estar deprimido o sentirte herido u ofendido.
Entonces examina, profundamente, el tipo de pensamientos que te están llevando hacia estos sentimientos de debilidad.”

Hemos puesto esta larga cita… que mas y mejor se puede decir sobre estos temas de “responsabilidad de pensamiento y sentimientos”… cuando un autor como Dyer lo explica tan bien… no hay que buscarle más vueltas… se trata de leerlo… practicarlo… y si quieres cambiar ya sabes… tú mismo…
O, te pones a ver la tele… y le echas la culpa de todo a los demás… y al sistema… con el cual estás conectado por vía televisor…
Si también le puedes echar la culpa de todo a Dyer, por hacerte responsable de tus zonas erróneas al escribir este libro… pero para eso tienes que ser doblemente inteligente… primero leerlo… y luego entenderlo y aplicarlo…

Si has hecho las dos acciones anteriores… ya no culpas a los otros de tus problemas emocionales… puede que ya ni tengas... ZONAS ERRÓNEAS…


Escrito por Javier Morera

lunes, 12 de octubre de 2015

¿TE ATREVES?


Ya llega a nuestro calendario, el conocido libro de divulgación psicológica que tanto se leyó en los años ochenta: “Tus Zonas Erróneas”… y no es este texto para leerlo en unas pocas sesiones… mejor resulta si lo desentrañas por capítulos sueltos, y dedicando algún tiempo a poner en practica o aplicar los múltiples consejos que te da este autor recientemente fallecido, Wayne W. Dyer.
Os ponemos a continuación, un cuestionario que nos propone el autor, en las primeras paginas, en el capitulo dedicado a una Introducción al trabajo que deberemos hacer con el texto… y así empezamos a pensar cuales son nuestras zonas erróneas… para trabajar… ¡y no me digáis que las tenéis superadas!… eso seria estar hundido en casi todas ellas…
Así, que ¿te atreves?...
En el libro “Tus Zonas Erróneas” aparecen las veinticinco preguntas siguientes que han sido elaboradas para medir tu capacidad de elegir tu propia realización y felicidad. Respóndelas lo más objetivamente posible y evalúate a ti mismo y a tu actual manera de vivir. Las respuestas que sean afirmativas indican dominio de sí mismo y buena capacidad decisoria.

1. ¿Crees que piensas por ti mismo? (Capítulo 1)
2. ¿Eres capaz de controlar tus sentimientos? (Capítulo 2)
3. ¿Tus motivaciones son interiores o exteriores? (Capítulo 7)
4. ¿Te has liberado de la necesidad de aprobación? (Capítulo 3)
5. ¿Eres tú quien establece tus propias reglas de conducta? (Capítulo 7)
6. ¿Te has liberado de tu necesidad de justicia y equidad? (Capítulo 8)
7. ¿Puedes aceptarte tal como eres y evitar los reproches? (Capítulo 2)
8. ¿Estás libre de la necesidad del "culto al héroe"? (Capítulo 8)
9. ¿Eres un hacedor o un crítico? (Capítulo 9)
10. ¿Te atrae lo misterioso y lo desconocido? (Capítulo 5)
11. ¿Puedes evitar describirte a ti mismo empleando términos absolutos? (Capítulo 4)
12. ¿Puedes quererte a ti mismo todo el tiempo? (Capítulo 10)
13. ¿Puedes tomarte tu propio descanso? (Capítulo 10)
14. ¿Has eliminado todas las relaciones de dependencia? (Capítulo 10)
15. ¿Has eliminado de tu vida las acusaciones e imputaciones? (Capítulo 7)
16. ¿Has logrado dejar de sentirte culpable? (Capítulo 5)
17. ¿Eres capaz de evitar preocuparte por el futuro? (Capítulo 5)
18. ¿Puedes dar y recibir amor? (Capítulo 2)
19. ¿Puedes evitar la ira paralizante en tu vida? (Capítulo 11)
20. ¿Has eliminado las tácticas postergatorias como estilo de vida? (Capítulo 9)
21. ¿Has aprendido a fracasar eficientemente? (Capítulo 6)
22. ¿Puedes gozar y disfrutar de algo espontáneamente? (Capítulo 6)
23. ¿Puedes apreciar el humor y crearlo? (Capítulo 1)
24. ¿Te tratan los demás como quisieras que te traten? (Capítulo 10)

25. ¿Estás motivado por tu potencial de crecimiento y desarrollo o por la de reparar tus deficiencias? (Capítulo 1)


Escrito por: Eva y Javier Morera

martes, 6 de octubre de 2015

“Prefiero estar en contradicción con la Historia antes que con mi conciencia”

La guerra del general Escobar


Dijo Albert Camus: “Fue en España donde los hombres aprendieron que es posible tener razón y, aún así, sufrir la derrota; que la fuerza puede vencer al espíritu, y que hay momentos en que el coraje no tiene recompensa”.
Es difícil expresar mejor el drama de la Guerra de España. Donde tantas personas lo arriesgaron todo por la democracia o la igualdad, se instauró un régimen autoritario y represivo de 40 años; donde tantos dieron tanto en defensa de la legalidad y en cumplimiento de su deber, luego se les juzgó por rebelión y fueron condenados; donde tantos clamaron y creyeron en la libertad, se instauró de nuevo la esclavitud; allí donde idealistas de todas las naciones lucharon por el socialismo, triunfó el fascismo; aquí, donde se planteó el gobierno del pueblo para el pueblo, se bombardeó y masacró al pueblo; donde las letras hicieron florecer una Edad de Plata de la literatura, venció el grito “¡muera la inteligencia!”; y aquí, donde tantos y tantos murieron, ¿Cuál fue la recompensa de los que salvaron la vida? Europa les agradeció su magna lucha lavándose las manos; el nuevo gobierno español, sentenciándolos, y la Historia, olvidándoles.
Este jueves hablaremos de Antonio Escobar, que por cumplir con su deber y juramento, fue ejecutado por rebelde. En el libro que nos ocupa, le advierte a Escobar Don Adrés, su abogado: “-Con arreglo a nuestra concepción jurídica usted no es un prisionero, sino un rebelde”. Escobar, entre irónico y perplejo, le ataja: “-¿Por qué? ¿Por luchar contra la rebeldía soy un rebelde? Eso es una contradicción absurda.” Le responde Don Andrés: “-Mi coronel, su teoría está en contradicción con la Historia. La rebeldía queda purificada por el triunfo”. Paradojas de la vida, que seguirán existiendo mientras haya quien siga pensando que la Historia siempre va hacia delante. No para Escobar.
Y sin embargo, no fue el único. ¿Quién conoce al general Rojo?
El 8 de octubre de 1894 nació Vicente Rojo Lluch, considerado por muchos historiadores el mejor estratega de la Guerra de España. Católico practicante, intelectual y de prestigiosa carrera militar, diseñó la mayor parte de los ataques republicanos de la guerra. La heroica resistencia de Madrid, la batalla de Brunete, la conquista de Teruel y, sobretodo, la ofensiva del Ebro de 1938, pusieron de manifiesto su capacidad para organizar a las heterogéneas fuerzas de la república, así como para proyectar y desarrollar ataques capaces de romper los fuertes y bien defendidos frentes enemigos.
Rojo era un profesional, y bueno. El 18 de julio de 1936, ajeno a fidelidades políticas propias o intereses egoístas, se mantuvo fiel al gobierno de la II República. Escribió años después:

¿Qué iba a suceder? ¿Quiénes eran los complicados? ¿Qué se proponían? De los innumerables chismes, noticias que se dejan caer, hipótesis, nombres, etcétera, recogidos casualmente, ¿cuáles podían ser ciertos y cuáles falsos? (…) las culpas de cuanto sucedía no estaban sólo en las conductas de los que perturbaban el orden, sino principalmente en los que provocaban el desorden, movidos por intereses o egoísmos más o menos inconfesables o inmorales fuera del campo castrense.
(…)
En tal ambiente militar había surgido uno de los fantasmas más demoledores de la unidad y la moral castrenses: la desconfianza. (…)La magnitud del problema, aun dentro de la confusión reinante, hacía evidente que el destino de España estaba en peligro. Pero el mejor destino de la patria, el más justo, el más noble, el más digno, ¿se lograría por el camino de la rebelión o por el de la defensa de la Ley? ¿Por el imperio de la fuerza o el de la razón? ¿Por el respeto de la voluntad nacional, aunque se manifestara alocadamente a través de la acción de un pueblo en armas, o por el acatamiento de mandatos que no eran compartidos por ninguno de los jefes naturales que legalmente ejercían sobre nosotros su autoridad?
(…). La duda, terrible duda, estaba planteada en toda su crudeza, como jamás se nos había planteado; y yo la resolví bien o mal, pero radicalmente, categóricamente y hasta con cierta repugnancia, porque no me agradaban muchas cosas que veía en torno mío (y lo grave aún no había comenzado); y la resolví manteniéndome fiel a lo único que en aquellos aciagos momentos me dictaba mi estrecho concepto del honor: el cumplimiento del juramento que había prestado de defender la patria, defendiendo la Ley y las autoridades legítimamente constituidas, con estricta obediencia a mis jefes naturales. Nada podía torcer esa resolución.

Y con este talante, el general Rojo encaró la guerra. Se destacó en ella desde el principio, organizando la defensa de Madrid a las órdenes del general Miaja. Dice J. Zugazagoitia de aquellos días: "Si el General Miaja era la voz de mando, Rojo era la cabeza pensante y la voluntad organizadora". Con milicianos voluntarios adscritos a distintos partidos u organizaciones obreras, recelosas las unas de las otras -y sin recibir el legítimo y necesario apoyo internacional-, Rojo se entregó a la tarea de defender Madrid, la capital de la República. Y la Madrid que todos dieron por perdida, aquella ciudad que hasta el Gobierno abandonó a la recién constituida Junta de Defensa, resistió los bombardeos aéreos, la incesante artillería rebelde, las cargas de los moros y los ataques de la Legión. Aquellos fueron los días heroicos del Madrid de Lister, Modesto, Durruti, la Pasionaria y los internacionales. El Madrid del “¡No Pasarán!”, el Madrid que iba a convertirse en “la tumba del fascismo”. Y en efecto, desde el 7 de noviembre hasta el agotamiento de las tropas rebeldes y la estabilización de los frentes, ni Franco, ni Yagüe ni nadie, logró pasar. Se resistió en el la Casa de Campo, en el puente de los Franceses, en la ciudad Universitaria y en el Hospital Clínico, y se salvó Madrid. Rojo fue ascendido.
Luego vendrían los combates de Guadalajara, de Brunete, de Aragón… y la gran Batalla del Ebro, que convirtió al célebre río español en el escenario más observado del mundo durante cerca de 100 días de durísimos combates. Y después, el exilio.
Creyó Rojo, tras veinte años en el extranjero y afectado por una grave enfermedad, que podría volver en paz a España para morir en su patria. ¡Qué iluso! A modo de bienvenida, se le condenó a cadena perpetua por traición. “Yo que nunca me he rebelado, acusado por quienes se rebelaron". Corrían los años sesenta y al régimen, alineado ahora con las potencias occidentales, no le favorecía condenar a un hombre de de la talla de Rojo –y además, enfermo-, por no haberse sumado hacía más de veinte años a un pronunciamiento militar. Sin embargo, Franco se encargó personalmente de que, a efectos prácticos sufriera la condena. El caudillo había dicho "Negadle el pan y la sal". Y así fue.
El antaño general en jefe de Estado Mayor del Ejército Popular de la República, y el hombre que tanto había trabajado por servir al gobierno legítimo de la II República de acuerdo a su profesión y juramento, vivió los últimos días de su vida excluido de toda función pública, abandonado por la sociedad e ignorado por sus amigos. Dijo en una ocasión, "Lo único que me queda es la alegría", y esa alegría fue la que alumbró los varios libros en cuya construcción y redacción ocupó sus muchas horas de soledad en aquellos días grises. Si salía a la calle, sentía que debía resignarse y mirar hacia otro lado cuando una intima amiga de años atrás, o un conocido de la guerra con el que riera y conversara, cruzaba apresuradamente la acera al verlo. No interesaba ser visto con Rojo, era alguien no deseado, como un parásito social… En teoría era libre, pero en la práctica, cumplía la condena que le Franco le guardaba. "Negadle el pan y la sal". Comentó en aquellos días "Se me ha reducido a la muerte civil".
Cuando el 15 de junio de 1966 a las siete de la madrugada, murió el que podría haber sido considerado como el Eisenhower español, el diario El Alcazar, de excombatientes, reconoció su capacidad profesional. El 10 de septiembre de 1994, el ayuntamiento de su pueblo natal, Fuente la Higuera, en Valencia, y con motivo del centenario de su nacimiento, le dedica un busto. En los manuales de primaria se estudia la figura de Aguirre; en el Paseo de la Independencia, el Heraldo de Aragón rememora las grandiosas hazañas estratégicas del Generalísimo Franco. Y el pueblo… a Interpeñas, que son las fiestas del Pilar.


El drama de España.


Escrito por: Eloy Morera

viernes, 2 de octubre de 2015

EL SECRETO DE LOS LIBROS



Y esta semana, al fin, el esperado libro de Ana Alcolea, “El Secreto del Galeón”… Han pasado muchos meses desde que un día de junio, del anterior año, tuvimos la suerte de compartir con Ana un agradable encuentro en una sala del museo de Zaragoza, donde se presentó este libro… Ya lo teníamos, pero en aquel marco y con las amables palabras de Ana, aun nos gustó mas su lectura y sus intrigantes secretos… nos lo firmó, nos lo dedicó… y así empieza esta historia…

“Marina miraba las estrellas cada noche. Le gustaba su brillo intermitente. No sabía que algunos de aquellos puntos de luz habían dejado de existir hacía millones de años….”

Y así leímos el “Secreto del Galeón”… y lo propusimos para el calendario de este año, y se aprobó… y lo colocamos para lectura de verano y dentro de un ciclo que relaciona obras que tienen que ver con el mar… y ahora nos toca, disfrutar de su recuerdo y tertulia pero con la gratísima presencia de Ana… su autora.

“-El tiempo es una de las cosas que más huelen. Los años dejan su patina no solo en el color sino también en el olor- continuó la arqueóloga….”

Tal vez el rasgo que más me ha gustado a mí, de este interesante libro, es esa continua relación entre los tiempos… el presente con el pasado, el pasado como madre y origen del presente… la continuidad y la comunicación de mundos separados por el transcurso del tiempo… unidos por ser causa y consecuencia… antecedente y consecuente… abuelos, bisabuelos, padres y nietos… los genes que se mantienen e incluso se permiten copiarse de forma casi idéntica… los objetos que perpetúan y nos enlazan con momentos y personas de épocas ya pasadas, lejanas, remotas… pero que siguen dando relación, conexión, sentido y  camino a quienes, cómos y porqués…
Me gusta ver en estos textos de Ana Alcolea, como las familias se tienen que encontrar en sus crisis y sus baches, con afrontar el ayer, el pasado que ya no se quiere recordar…. Y el presente que no es sino una resultante de esos pasados, de esas dinámicas familiares y personales…
Me gusta como la nueva generación de jóvenes, que suelen ser los protagonistas de los libros de Ana, se enredan en descubrir su pasado, que lo son sus padres, los abuelos, los bisabuelos…
El marino de hoy es hijo de una esclava de ayer, forzada… los ojos azules son herencia de un amo violador que arranca al hijo de su madre… como la bailarina es hija de un coreógrafo… como la esclava es hija de esclavos… y todo sigue… y permanece, y se mantiene aun con la apariencia de cambio…
Me gusta como las conversaciones y las acciones ocurren mas entre mujeres… ellas se cuentan, ellas se ayudan… ellas se educan… los varones están muy ocupados con el manejo del barco… que se hunde… con descubrir tesoros arqueológicos, aunque se hunda la familia y el hijo…
Y me gusta mucho este ambiente de misterio, de intriga, de sospecha que te hace pensar, que te anima a leer, que te inquieta en algún momento con magias y brujerías… ese clima de secreto… donde puede haber más que la fría realidad y el mundo incomprensible puede llegar a ser posible, cercano, certero, terriblemente peligroso pero también entrañablemente interesante…
Y es que los románticos amamos ese mundo donde no siempre dos y dos son cuatro…
Así que gracias Ana por escribirnos este libro. Gracias por ser tan amable con nosotros y venir a nuestro Rincón para compartir ese secreto tuyo que nos desvelas en tus obras y que son una generosa marea de ideas y momentos bellos que pasamos en tus libros… y en tu compañía.


“Y se zambulliría en las melodías para acompañar a las sirenas que nadan en el fondo del mar.”



Escrito por Javier Morera