Nos juntamos un ratito, ese grupo pequeño y entrañable que con gran ilusión nos reunimos un par de horas a la semana para compartir nuestras emociones al leer y vivir los preciosos relatos que personas de otros tiempos nos dejaron enterrados en esos cofres que llamamos libros… en esas islas de sabiduría que son las bibliotecas… en este océano de ignorancia, barbarie, contaminación y consumismo…
Esta vez viajamos con el enfermizo y débil Stevenson a La Isla del Tesoro… pero lo hicimos como él nunca pudo, soñando en su pensamiento, con el joven despierto y aventurero de su personaje, Jim Hawkins.
Nos embarcamos y aprendimos muchas cosas del mar y de los piratas… y otra vez, como ocurre siempre en las largas travesías de la vida, en alguna noche oscura y por casualidad, descubrimos desde un tonel de manzanas, que los adultos son unos bribones… que trabajan para sus fines, que nos utilizan y que cuando estemos mas confiados… nos abandonaran en una crisis remota, al pairo del verdadero TESORO… o muertos en trabajos sin futuro, que darán nuestro esfuerzo a los que dirigen el mercado, el mundo, la política, las crisis…
Y otra vez les dimos el cambiazo… ayudados de la inteligencia y de mucho valor juvenil, embriagados por las emociones más honrosas… conseguimos arrancarles el tesoro de una vida plena, cariñosa, amigable, amorosa… a todo este mundo gris de trabajo, odio, guerra y competitividad…
Al menos durante dos horas… tuvimos abierto el cofre del Tesoro de la amistad… en la isla “atemporal” de esa sencilla obra del genial R. L. Stevenson…
¡Y luego dicen que es para niños!...
¡Claro, los niños no son tontos… hasta que los hacemos!
Escrito por: Javier Morera Betés