Y se había
cumplido. Allí estaban los enemigos en número desmedido atacando con arrojo y
saña ese pequeño reducto de murallas que culminaba en una torre alta pero débil,
solitaria y mal defendida. Las oleadas de ataque se sucedían sin tregua sobre
los pocos defensores de esa atalaya y uno a uno sus custodios caían desde sus
almenas… ya se abrían brechas en algunos paños de la muralla, ya humeaba la
puerta, ya sonaba la derrota de los sitiados. Todo era una estrategia, que es
la palabra para denominar las trampas en la guerra. El atacante, feroz y
temerario no deseaba tanto la torre ni la agonía de unos pocos guerreros que
nada suponían para toda la fortaleza, lo que quería era hacer salir al señor
del castillo que se elevaba enorme e invencible en el otro cerro cercano. El
atacante Salin Mareb “El Valiente”, sabia que esa torre pronta a caer en sus
manos, estaba defendida por Yosif, el hijo menor y mas valeroso del señor del
castillo de Calatayud… y sabia que este gran señor, no podría resistir
impasible con sus hombres, frescos y valientes sin salir en la defensa de su
hijo… y eso era bueno para las tropas de asalto de Salin…
El
señor de Calatayud esperaba… amaba a su hijo Yosif, pero tenia la duda siempre
viva en el corazón de los jeques árabes, de si su hijo le sería fiel… su madre,
menuda y morena, inteligente pero muy celosa, había sido siempre una tormenta
en su vida… le había dado este hijo y luego había sido su azote en el aren y en
las políticas domesticas de este señor guerrero…
Junto
al valiente Yosif, estaba el guerrero más noble de toda la guardia personal del
señor de Calatayud, Aldal, alto, fuerte, vigoroso y muy delgado, con su
turbante azul que aun conservaba de su origen beduino, sus ojos de noche sin
estrellas y su centelleante espada curva relucían en lo alto de la torre, junto
a Yosif… Tenia el encargo de matarlo, si mostraba traición y vendía la torre al
enemigo…
Pero no
vendió, ni rindió… no traicionó…y se cumplió la lealtad hasta el último hombre,
hasta la ultima almena, hasta la ultima gota de sangre… El asaltante consiguió
una torre, a costa de muchos muertos, para nada… El señor de Calatayud perdió
su mejor hijo y su mejor teniente, por nada… Una mujer mayor, menuda y morena
se arrojó desde la almena del sur para reunirse con su hijo… Y la torre
solitaria que siempre llamaban de los héroes, se llamó durante varias
generaciones, la torre de los mártires…. Junto al barranco de la sangre…
Fragmento de un relato
romántico que soñé en el Castillo de Calatayud
Escrito por: Javier Morera
Betés
4 comentarios:
Sois geniales, besos.
JL. Pallaruelo
Feliz año para toda la familia, tu padre es un gran poeta, me encantan sus relatos, los tuyos también.
Besos Eva, sé feliz.
JL. Pallaruelo
Que historia tan preciosa y emotiva... eres un escritor fantástico... siempre es un placer leer tus amenos artículos... gracias por dedicárnoslos con tanto cariño :)
A mi también me encanto Calatayud... y Bilbilis... allí, me abrazaron mil sentimientos... os dejo algunos... ;)
"Desde la grandiosa ciudad de Bilbilis, se contempla allá abajo Calatayud... en el horizonte se recortan las crestas de mil montañas, ya dormidas... poco a poco el sol nos dedica su último bostezo, dejando el cielo de color rojo sangre... en recuerdo a la leyenda que dio nombre a esa alta y solitaria torre... "La Torre de los Martires"...
Pasa el tiempo a nuestro alrededor... pero nosotros estamos atrapados en el pasado... lo único que me hace regresar a la realidad, es el hermoso resplandor que llega del oscuro cielo... es su guiño y su sonrisa los que consiguen despertarme del ensueño... ¡¡Oh Luna, cuantos secretos escondes tras tu blancura!!
Con mucho cariño para tí, papá!!
Un besote!!
Gracias Javier:
Es un relato precioso,tanto por su literatura,como por todo el sentimiento que entraña. Me encanta
su delicadeza...su ternura y sensibilidad como todo el romanti-
cismo que lo envuelve.
!Es triste,que el amor sea tan egoista,y produzca tanto dolor por un lado¡ y a la vez es hermoso ver
que también hay corazones leales
hasta la muerte.
Quiero maaaaas.
Un beso. Olga
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