Supongo que habéis oído o leído algo sobre ese Instituto de Investigación sobre la Felicidad
que de vez en cuando nos sorprende con sus encuestas y resultados. Es
cierto que hablar de “felicidad” nos
resulta engorroso, difícil, incomodo, impreciso… excesivamente ampuloso… Pero
es un tema que nos interesa, nos preocupa… todos deseamos acercarnos a momentos
o situaciones relativamente felices a la vez que huir de la infelicidad en sus múltiples
versiones de tristeza, carencias, desengaños, desilusiones…
Os invito a leer o hacer una revisión a un libro
especialmente agradable y que nos acerca a todo este tema tan interesante como
confuso que rodea la “felicidad”. Se
trata de HYGGE, un texto escrito
hace unos años por Meik Wiking, director
ejecutivo del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad de Copenhague,
traducido a muchos idiomas y que en unas páginas nos acerca y expone cómo en
una cultura (Dinamarca) tan incómoda desde el criterio de sus tierras de poca
luz, de mucho frio y largas temporadas invernales, con pocas posibilidades para
divertirse entre gentes y naturaleza, aun así, han conseguido crear sus
“climas” y ambientes acogedores y confortables para sentirse seguros,
calientes, acompañados y “felices”.
A lo largo de catorce capítulos curiosos nos acerca,
este autor, a temas tan importantes para los daneses como: la luz, las velas y
lámparas, la chimenea de leña, las cortinas, mantas, edredones y cojines, el
café, el té, el chocolate, los jerséis, suéter, calcetines, bufandas, pañuelos
y foulard, muebles de madera, porcelanas y cerámicas… la gran importancia de
los libros y la música que nos gustan… y especialmente, como elemento más
esencial, la compañía, la amistad… No de muchas personas, si de unos pocos,
viejos conocidos que comparten historias, recuerdos y gustos comunes…
Se cita como momentos más Hygge las fiestas
entrañables de la Navidad, con sus múltiples adornos y decoraciones, sus luces
y dulces, los regalos que se comparten… Se rinde claro culto a los recuerdos
como álbumes de fotos, diarios y objetos que nos recuerdan hitos y
circunstancias…
No debe creerse que este “asunto” esta unido al
consumo y el gasto económico, ya que se aprecia mas lo viejo y usado, lo
recuperado de nuestra infancia, lo manufacturado por nuestros seres queridos,
que calidades o perfecciones de ultimo diseño.
Es cierto que establecimientos y mercados ya han
visto el modo de aprovecharse de estas tendencias, hay tenemos el auge de los
mercados de Navidad y de productos naturales y artesanos, pero aun así, parece
menos caro y consumista que otras alternativas del momento.
Con leer el Manifiesto Hygge que tenéis en la pagina
46-47 de este libro, veréis muchas de las ideas que os intento transmitir y que
suponen esa extraña palabra Hygge sin traducción en castellano, pero que seguro
entenderéis como nos pueden acercar a esa dichosa y rebuscada felicidad que
todos pretendemos. Suerte.
Escrito por: Javier Morera Betés


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