Si Erich Fromm hubiera visto
“El Mañana Nunca Muere”, tal vez hubiera sonreído ante ese episodio en que el
protagonista de la saga tiene que huir esposado a una joven oriental, que
resulta ser habilidosa espía en una moto potente por las complicadas calles de
una barriada superpoblada… y perseguidos por un ejercito tan incansable e
interminable como deficiente de “malos” maliciosamente mal intencionados.
Terminamos el año con “El Arte
de Amar”… y empezamos con Bond. Terminamos con los problemas de una sociedad
que no educa para el amor de ningún tipo (al menos de los que Fromm recomienda)
que solo piensa en egoísmos y subjetivismo, que solo busca su satisfacción
personal y su camino…
Empezamos con esta película
citada, y os invito a que observéis con atención y gusto como en esta secuencia
de varios minutos, los protagonistas nos dan todo un resumen de lo que había
dicho Fromm hace más de 50 años… La pareja se une por casualidad pero sin
desearlo se encuentra atada, no por un matrimonio o unas circunstancias
sociales, sino por unas “esposas”… debe huir del perseguidor y superar los
problemas que le llegan… no tiene plan… solo urgencia, prisa, velocidad… deben
huir, avanzar, escapar, esconderse… van en una moto (la vida misma) que cada uno
sabe conducir muy bien, pero ¡a cuatro manos y esposados!... uno debe dirigir,
el otro tiene que fiarse… y seguir… y avanzar y ayudarse en pos del bien común
egoísta… salir de los problemas que les encorren…
Cuando parece que ya han
superado la persecución… la pareja se deshace… Solo se necesitaban en una huida
del enemigo común, que para Fromm es la Separatidad, y a buscar el camino de la
libertad y la felicidad… compañeras que nunca se encuentran… solo en Hollywood…
pero como Bond no es de esta fabrica de sueños… seguiremos buscando, luchando y
huyendo de nuestro viejo enemigo… la soledad del humano desde que nace…
Escrito por: Javier Morera
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