El pasado 19 de enero dábamos
comienzo a un Ciclo de películas sobre el famosísimo James Bond. Decíamos en el
inicio de esta serie lo fácil que es verlo, copiarlo, intentar ser como él o
querer parecernos… decíamos que hay admiradores y detractores… decíamos que
unos se proyectan en él… otros lo aborrecen y denigran con verdadero entusiasmo
patológico…
Todo esto decíamos, ya que es
actual, fácil de meter en nuestro repertorio de conductas o al menos en
nuestros estereotipos y prototipos de actuación cotidiana… Identificarse con el
Quijote cuesta lo suyo… querer ser como Jane Eyre en la sociedad de hoy tiene
sus limitaciones… incluso para vestirse… Pero Bond… ¡todos podemos parecernos a
este listo y escurridizo espía… o a una de sus múltiples chicas que cada vez
mas se le parecen…
Bond se ha metido en nuestra
sociedad, en nuestra cultura hasta vivir entre nosotros… sus ropas, sus
actitudes, sus gustos, sus modales, sus coches, sus trucos…
Nos preguntamos si es arte de
los guionistas tomar los temas de actualidad para adelantarse en sus versiones
de las películas que lanza la serie o si es la sociedad la que sigue a los
temas de Bond cuando las entregas de esta saga lo ponen de “modelo” y lo
convierten en “moda”…
El 17 de Mayo, siguiendo el
Ciclo nos citábamos con “Al servicio Secreto de su Majestad” de 1969. Una
“bisagra” de la serie, donde aparecen cambios en el actor, en la línea de
conducta de este “James” que no es tan el de siempre… en los comentarios del
protagonista… Desde esta película a la que nos ocupa esta semana: Moonraker, de
1979, han pasado diez años en su historia, 84 días en nuestro calendario,
cuatro películas entre ambos títulos… ya estamos en el “santo” (Roger Moore) y
que valía entonces para todos los papeles (solo le faltó ser vigilante de la
playa) y si se analizan los cambios que se pueden apreciar en los temas, modas,
lenguajes, artefactos técnico-mágicos… que nos muestran las películas, se
conoce mucho, se deduce mucho, se aprende mucho…
Vemos en los títulos intermedios
como se trata el espacio, la ciencia, los “negros”, los “comunistas”… como se
trata al malo… a la chica, al amor, al publico, a los políticos, a la policía y
a los sheriff… como se trata al trabajo, al dinero, a los ídolos y a los
idealistas, a la patria y a los políticos…
Ver unas películas de Bond es
como subir al desván de nuestros padres y empezar a encontrarnos “cacharros”
que recordamos… pero que no sabemos como pudimos valorar tanto en otras épocas…
ahora que somos tan listos y prácticos, lo vemos todo viejo, caduco, inútil,
obsoleto… ¡con lo bonito que es lo nuevo y practico…
¡Mecanismos de Defensa del Yo
hasta en la sopa!
¡Solo vemos lo que queremos
ver!… para seguir siendo casi felices sin ver lo que nos molesta… por hoy…
¿Subimos al desván un rato?
Escrito por: Javier Morera
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