Nos invadió Abril, el abrir de
las flores nos ha sorprendido entre colores y alegría… Terminó Marzo, el mes de
la guerra, el primer trimestre que ya nos ha dejado sus libros y temas…
Pasan las hojas de los libros y
salen las hojas de los árboles jóvenes y chispeantes de clorofila y verde… y
nos han alcanzado Adolphe de Benjamín
Constant con su nostalgia de romanticismo melancólico y Macbeth con sus manchas
rojas de claro simbolismo Shakesperiano…
Obras duras, situaciones críticas
donde los humanos tienen que decidir… afrontar, responsabilizarse de sus actos,
pensar lo que han hecho… penar… sufrir…
Llega la Semana Santa… ¡Hay que
viajar! Recorrer el mundo buscando algo o alguien… gastar… visitar… gozar…
presumir de lo hecho… ¡vivir! ¿Pensar? ¡Ver! ¿Conocer? ¡Leer! ¿Entender?
Tal vez el problema de Adolphe
fue no saber aprovechar ese tesoro de amor que había conseguido con Ellénore…
tal vez el problema de Macbeth y de su esposa fue no saber disfrutar de su amor
y sus nuevos títulos bajo la protección y el cariño del “padre” protector rey…
No estoy proponiendo
conformarse con lo que se tiene… me planteo si sabemos poner atención en lo que
tenemos y reflexionar sobre lo que deseamos… y prever lo que costará y lo que
perderemos para conseguir ese “sueño”que solo a los augurios de brujas les
parece normal para nosotros.
La ambición es mala consejera…
pero la inmadurez en la que nos movemos es terreno pantanoso donde nada sólido
y permanente puede construirse…
Seguiremos abandonando los
tesoros cercanos para buscar espejismos en Hollywood… deprisa, deprisa… sin
razón…
Escrito
por: Javier Morera
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