Como decíamos ayer, Hamlet es una tragedia que guarda, con su ritmo y sus curiosidades, todas las intrigas psicológicas con las que su autor tanto nos atrae y sorprende… Seguimos en el Acto II cuando Shakespeare por voz de Hamlet, nos da lecciones de filosofía y psicología… nada es real, todo es lo que nosotros vemos, o podemos, o queremos “ver”… Ahora, algunos lo sabemos… pero aun hay muchas gentes que confunden lo que “sienten” con lo que “es”…
Hamlet: Dinamarca es una cárcel.
Rosencrantz: -En tal caso, también lo será el mundo.
Hamlet; -Sí, una soberbia cárcel, en la que hay muchas celdas, calabozos y mazmorras, y Dinamarca es una de las peores.
Rosencrantz: -No somos de esa opinión, señor.
Hamlet: -Pues entonces no será para vosotros, porque nada hay bueno ni malo si el pensamiento no lo hace tal. Para mí es una cárcel.
…
Hamlet: Voy a deciros por qué…
… De poco tiempo a esta parte –el porqué es lo que ignoro-, he perdido completamente la alegría, he abandonado todas mis habituales ocupaciones, y, a la verdad, todo ello me pone de un humor tan sombrío, que esta admirable fabrica, la tierra, me parece un estéril promontorio; ese dosel magnifico del aire, la atmósfera; ese espléndido firmamento que allí veis suspendido; esa majestuosa bóveda tachonada de ascuas de oro, todo eso no me parece mas que una hedionda y pestilente aglomeración de vapores. ¡Que obra maestra es el hombre! ¡Cuán noble por su razón! ¡Cuán infinito, en facultades! En su forma y movimientos, ¡cuán expresivo y maravilloso! En sus acciones, ¡qué parecido a un ángel! En su inteligencia, ¡qué semejante a un Dios! ¡La maravilla del mundo! ¡El arquetipo de los seres! Y, sin embargo, ¿qué es para mí esa quintaesencia del polvo? No me divierte el hombre, no, ni la mujer tampoco, aunque con vuestra sonrisa deis vos a entender que sí.
Y todos recordáis ese párrafo del Acto III, que es el más famoso de la obra… su duda existencial, mucho antes de que los filósofos de esa corriente lo desarrollaran…
Hamlet: -¡Ser o no ser: he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir…, dormir, no más!
No olvidemos la conciencia de otra voz sensible y cándida que en la persona de Ofelia nos recuerda la triste realidad de su mala suerte en esta tragedia, sin ser parte ni protagonista en las acciones…
Ofelia: -¡Oh, qué noble inteligencia trastornada!...
…
… ¡Oh, desdichada de mi! ¡Haber visto lo que vi, y ver ahora lo que veo!
Para terminar, por hoy, una de las muchísimas sentencias de nuestro maestro, versado en el alma humana…
Hamlet a Horacio…
… “Dadme un hombre que no sea esclavo de sus pasiones, y yo le
colocaré en el centro de mi corazón; sí, en el corazón de mi corazón, como te
guardo a ti!”
Pero nos queda mucho para un blog tan escueto… mañana seguimos… ir leyendo…
Escrito por: Javier Morera
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