lunes, 24 de abril de 2017

¡CUÁNTO SABES CERVANTES!




En abril, en los entornos del día dedicado al libro… dos genios fundamentales de las letras nos regalan con sus obras nuestras sesiones y tertulias.
Este abril, de Don Miguel, sonreímos y aprendemos de los sabios asertos del Licenciado Vidriera.

¡Que falta nos haría, ahora, sus acertadas criticas a talantes y profesiones!... de cuantos que dicen ser…

-“Tratémonos bien, señor Vidriera, pues ya sabéis vos que soy hombre de altas y de profundas letras.
Respondióle Vidriera:
-Ya sé yo que sois un Tántalo en ellas, porque se os van por altas y no alcanzáis de profundas.”



Con su reparto de comentarios nos descubre Cervantes, en boca de Vidriera, que siempre sabemos los “ciudadanos” lo mal que hacen muchas cosas muchos de los “profesionales” y de los vulgares de calle…


Ese realismo de Cervantes para destapar tanta hipocresía nos asombra… pero desgraciadamente seguimos tirando del carro de una cultura falsa y enferma, que perdona el gran robo al que debe dar ejemplo y castiga enormemente al que no ha tenido ejemplo bueno y no ve más solución que el delito…

Como muy bien se ve en esta obra que es una expresa crítica social, no hay solución… os dejo con el triste discurso de Vidriera que cuando es Rueda ya solo le queda marcharse a Europa para hacer carrera…militar…


¡Que pena da que cuatrocientos años después, la solución de nuestros licenciados también es ir a Europa… y ni siquiera de guerrero… sino de camarero o peor…
¡Cuánto sabes Cervantes!


“Señores, yo soy el Licenciado Vidriera, pero no el que solía: soy ahora el Licenciado Rueda. Sucesos y desgracias que acontecen en el mundo, por permisión del Cielo, me quitaron el juicio, y las misericordias de Dios me lo han vuelto. Por las cosas que dicen que dije cuando loco, podéis considerar las que diré y haré cuando cuerdo. Yo soy graduado en Leyes por Salamanca, adonde estudié con pobreza y adonde llevé segundo en licencias: de donde se puede inferir que más la virtud que el favor me dio el grado que tengo. Aquí he venido a este gran mar de la Corte para abogar y ganar la vida; pero si no me dejáis, habré venido a bogar y granjear la muerte: por amor de Dios que no hagáis que el seguirme sea perseguirme, y que lo que alcancé por loco, que es el sustento, lo pierda por cuerdo. Lo que solíais preguntarme en las plazas, preguntádmelo ahora en mi casa, y veréis que el que os respondía bien, según dicen, de improviso, os responderá mejor de pensado”.





Escrito por: Javier Morera

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