No es
casualidad que las dos películas de esta semana, “Vivir es fácil con los ojos
cerrados” y “Diarios de motocicleta”, se desarrollen en un camino. Y sea en ese
camino donde cada protagonista comience a forjar su propia historia o leyenda,
aunque en un caso haya transcendido a toda la humanidad y en otro se haya
reducido a una película y un par de libros.
Hablamos
de Ernesto Guevara y Juan Carrión. Un futuro comandante y un profesor, ambos
con un camino que recorrer sin saber que les va a deparar, sabiendo que al
finalizar ese camino no van a ser las mismas personas que lo comenzaron.
Uno lo
recorre con su inseparable amigo y una motocicleta llamada la poderosa, aunque
de poderosa solo tenga el nombre. Y otro con un 850 en esas carreteras de una
época donde el dictador gobernaba y salía presente en todos los periódicos y
medios de comunicación. Los dos personajes tienen muchos puntos en común,
intentan ayudar al prójimo, empatizan ante los desfavorecidos y hacen su guerra
por ayudarlos.
Ojalá
en esta sociedad tan individualista y materialista, hubiera más Guevaras y
profesores como Juan Carrión, que todos eligiéramos el camino que quisiéramos y
no el que nos quieran diseñar los de arriba para emigrar o vivir siempre con el
miedo de la precariedad. Como diría Lennon vivir es fácil con los ojos
cerrados.
Escrito por: Chema Bernal
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