Nuestra vida es un viaje… el
gran viaje… al principio difícil y casi sin ser conscientes de que ya todo se
mueve… cambia… viaja con nosotros… luego vas siendo consciente y hasta
entendido en el viaje… pero muchos lugares y personas ya se han quedado atrás…
se han perdido en lejanos horizontes del pretérito…
Cambian las cosas… los
paisajes… los protagonistas… las situaciones… cambiamos nosotros en una
vertiginosa evolución que parece cincelada por mil partículas erosivas de la
vida…
Influimos y somos
influenciados… cambiamos, hacemos cambiar… somos cambiados… viajamos… vivimos
en el viaje… somos viaje vivo que cambia…
Eso le pasó a Washington Irving
en su viaje por la Península Ibérica, por Andalucía, por Granada… y escribió
ese relato que nos ha dejado un recuerdo y una Historia… Irving fue alterado
por Granada y la Alhambra fue modificada por él, o al menos la idea popular
sobre este lugar y esos tiempos del siglo XIX…
En el mundo de los escritores,
de los lectores, de los románticos y de los que viajamos con estas “cosas”…
Irving nos dejó una interferencia que modifica, modula, influye y altera esa
época, ese lugar y esas visiones que todos nos hacemos de nuestro entorno…
Irving, como tantos románticos,
no solo hizo un viaje… además lo escribió… como otros lo pintan o lo poetizan…
o lo musicalizan… y ahora podemos sumergirnos en esas leyendas y relatos que
nos trasportan a la visión del viaje de este norteamericano… y disfrutar de su
arte y de su gozo…
Esta semana tenemos una cita
con Cuentos de la Alhambra… tenemos una cita para partir en un viaje por la
sensibilidad de Irving… con la excusa de esa joya que es la Alhambra… os pongo
unas citas para que recordéis sus textos…
La contemplación de ciudades y aldeas amuralladas, construidas como
nidos de águilas entre las peñas y rodeadas de cresterías moriscas o de
ruinosos torreones colgados de altos picachos, hace que la imaginación
retroceda, en los pasos agrestes de las montañas, a los caballerescos tiempos
de la guerra entre cristianos y musulmanes y a la romántica lucha por la
conquista de Granada.
…./…
Inconscientemente me he extendido con una disquisición mas amplia
que lo que pretendía sobre los aspectos generales del viaje en España, pero es
que hay siempre algo poético, que subyuga la imaginación, en todos los
recuerdos de la Península.
…/…
Tales fueron los mínimos preparativos de viaje; sobre todo,
íbamos bien provistos de buen humor y de una clara predisposición a pasarlo
bien. Nos decidimos a viajar como el autentico contrabandista, aceptando todo
como viniere, bueno o malo, y mezclándonos con gente de toda clase o condición,
en este nuestro errante compañerismo. Este es, ciertamente, el verdadero modo
de viajar en España. Con un estado de animo así, ¡que país este para el viajero,
en el que la mas mísera posada esta llena de aventuras, como un castillo
encantado, y donde cualquier comida es por si sola una proeza! Quéjense otros
de la carencia de buenos caminos y hoteles suntuosos y de todas las refinadas
comodidades de un país culto y civilizado, pero sumido en la vulgaridad de
costumbres. Por lo que a mi se refiere, prefiero trepar por ásperas montañas o
vagar sin rumbo determinado, gozando de las costumbres semisalvajes, aunque
francas y hospitalarias, que prestan un verdadero y delicioso encanto a la
vieja y romántica España.
Escrito por: Javier Morera
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