miércoles, 17 de junio de 2015

LOS CUENTOS SON MENOS TRISTES


El pasado martes, estuvimos celebrando con nuestro compañero Vicente, su final feliz de unos talleres de escritura creativa… para terminar y mostrarnos sus resultados, nos obsequiaron con bellos fragmentos de sus producciones literarias… mas de una docena de personas que se han dedicado a estudiar y escribir con la mejor de sus intenciones las ideas que se les han posado en sus mentes siempre abiertas a libros y narraciones…

No solo nos leían, también nos ofrecían sus primeras publicaciones que ya se han impreso y divulgado… ¡Una gran alegría!

En contraste, la mayor parte de las historias nos llenaban de tristeza… se sucedían los dramas, las tragedias… los finales infelices y la gris realidad de la sociedad gris que es vista desde ojos grises… como nos decía una de las autoras… cada relato, casi sin excepción, nos hacia bajar un peldaño en los ánimos de los que estábamos por el publico…

¿Es tan triste la vida?
¿Vemos los escritores y lectores más tristes las historias de vida?
¡Advierto que no hablamos de plumas de estilo romántico, donde esto sería un tópico!
¿Había algún tipo de selección que explicará este sesgo anímico?

La opinión es que la realidad que nos apresa es dura, poco dada a ilusiones de fantasía… poco fácil para preparar los ambientes dulzones que nos gustaría tener prefabricados para nuestros hijos y nietos…

Por eso, a muchos de nosotros nos encanta y nos perdemos por esos libros donde el escritor puede fabricar sus propias condiciones, circunstancias y finales… por eso leemos y releemos libros que nos gustan… sin perder la cercanía de esa realidad que sigue ahí, cuando cierras el libro…

Esta semana, una buena película basada en un buen libro, nos hace sugerencias de este tipo… “La Vida de PI”… que al final, nos plantea como queremos digerir la historia de su naufragio… como una tragedia horrorosa o como un cuento… Todos elegimos el cuento del tigre…

Y al empezar el libro nos plantea el problema de su nombre… ¡mirar y leer que divertido!... o ¡que triste!

“Me levanté del pupitre y me dirigí rápidamente a la pizarra. Antes de que el profesor pudiera abrir la boca, cogí un trozo de tiza y dije, mientras escribía:
Me llamo Piscine Molitor Patel, conocido por todos como
Subrayé las dos primeras letras de mi nombre de pila.
Pi Patel.
Por si acaso, agregué:
Pi = 3,1416
Luego dibujé un círculo enorme y lo partí con un diámetro, para evocar aquella lección básica de geometría.
Hubo un silencio sepulcral. El profesor tenía los ojos clavados en la pizarra. Yo me estaba aguantando la respiración. Entonces dijo:
—Muy bien, Pi. Siéntate. La próxima vez procura pedir permiso antes de levantarte del pupitre.
—Sí, señor.
Me puso una cruz al lado del nombre y miró al chico siguiente.
—Mansoor Ahamad —dijo Mansoor Ahamad.
Me había salvado.
—Gautham Selvaraj —dijo Gautham Selvaraj.
Podía respirar tranquilo.”


Escrito por: Javier Morera

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