El mensajero de las estaciones nos dejó la otra mañana un
sobre de primavera. Al abrirlo se nos ha desparramado un montón de nieve y
lluvia por todos los rincones. El sol sigue corriendo para vencer su carrera al
cenit de Junio y la luna, siempre tan coqueta, nos saluda estos días con toda
su orgullosa plenitud de reina de la noche.
Las montañas, que son lo mas natural de la naturaleza
humanizada, están esperando una señal para explotar de flores y colores, para
estirarse en los millones de hojas que abrazarán el cielo para robarle su luz y
hacerla clorofila verde en mas tonos y matices de los que podamos separar.
Las rocas, viejas abuelitas del paisaje, nos cuentan sus
consejas, nos dicen sus secretos y nos ayudan a entender el mensaje… Cada
piedra, cada tierra, cada suelo deja prosperar a sus amigos, maltrata a sus
enemigos, ataca a los inhóspitos inquilinos no deseados… y todo se escribe en
un libro maravilloso que es el planeta…
Y nosotros, los caminantes de este excelente marco para la
vida, lo intentamos leer y entender… aquí los pinos, siempre verdes, allí el
erizón, duro y secano, pinchante y áspero… mas allá el hayedo gris y triste..
¡No!, que se ilumina de tiernos brotes casi sangre apuntando al sol… el tejo
solitario… el abedul siempre tan delicado, el roble fuerte y pertinaz…
Si supiéramos leer el suelo, si supiéramos leer el manto
vegetal… comprenderíamos que cada especie esta atada a un ecosistema… que cada
uno de nosotros solo medra en un caldo adecuado… que solo prosperamos donde la
caricia del amor nos anima a crecer…
Y también comprenderíamos que no hay que dejar florecer en
nuestro jardín a los arbustos parásitos que entorpecen y roban nuestra sabia
vital…
Leer es tan bueno… que hasta nos ayuda a entender la
naturaleza.
Escrito por:
Javier Morera Betés
1 comentario:
Hermoso texto, homenaje a la vida... habrían tantas cosas que serían diferentes si los humanos entendiéramos un poquito más el valor de la naturaleza!
Saludos!
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