Hoy, 17 de febrero de 2013, hace 177 años que nació
Gustavo Adolfo Bécquer.
Cada año, por estas fechas le dedicamos una tarde de
nuestra Asociación a recordar y disfrutar de sus obras…
Esta vez, ya hemos realizado varias excursiones para
visitar esos lugares desde donde se relatan las bonitas “Cartas desde mi
Celda”… y hoy mismo hemos pasado unas horas releyendo algunos de sus románticos
viajes por ese entrañable Moncayo que nos guiñaba el ojo entre nubes y nieves…
Este jueves próximo, hablaremos de Cartas y de Bécquer… y para
que todos os subáis a ese tren que le traía en la Primera Carta de Madrid a
Tudela, hace más de ciento cincuenta años, os ponemos el mejor homenaje a un
escritor… su alma en tinta… sus escritos…
¡FELICIDADES
BÉCQUER!
Sigues vivo en tus palabras inflamadas de pasión y de
belleza…
Escrito por:
Javier Morera Betés
“Estaba
despierto; pero mis ideas iban poco a poco tomando esa forma extravagante de
los ensueños de la mañana, historias sin principio ni fin, cuyos eslabones de
oro se quiebran con un rayo de enojosa claridad y vuelven a soldarse apenas se
corren las cortinas del lecho. La vista se me fatigaba de ver pasar, eterna,
monótona y oscura como un mar de asfalto, la línea del horizonte, que ya se
alzaba, ya se deprimía, imitando el movimiento de las olas. De cuando en cuando
dejaba caer la cabeza sobre el pecho, rompía el hilo de las historias
extraordinarias que iba fingiendo en la mente y entornaba los ojos; pero apenas
los volvía a abrir, encontraba siempre delante de ellos a aquella mujer, y
tornaba a mirar por los cristales, y tornaba a soñar imposibles. Yo he oído
decir a muchos, y aun la experiencia me ha enseñado un poco, que hay horas
peligrosas, horas lentas y cargadas de extraños pensamientos y de una
voluptuosa pesadez, contra las que es imposible defenderse; en esas horas,
corno cuando nos turban la cabeza los vapores del vino, los sonidos se
debilitan y parece que se oyen muy distantes, los objetos se ven como velados
por una gasa azul, y el deseo presta audacia al espíritu, que recobra para sí
todas las fuerzas que pierde la materia. Las horas de la madrugada, esas horas
que deben tener más minutos que las demás, esas horas en que entre el caos de
la noche comienza a forjarse el día siguiente, en que el sueño se despide con
su última visión y la luz se anuncia con ráfagas de claridad incierta, son, sin
duda alguna, las que en más alto grado reúnen semejantes condiciones. Yo no sé
el tiempo que transcurrió mientras a la vez dormía y velaba, ni tampoco me
sería fácil apuntar algunas de las fantásticas ideas que cruzaron por mi
imaginación, porque ahora sólo recuerdo cosas desasidas y sin sentido, como
esas notas sueltas de una música lejana que trae el viento a intervalos en
ráfagas sonoras; lo que sí puedo asegurar es que gradualmente se fueron
embotando mis sentidos, hasta el punto que cuando un gran estremecimiento, una
bocanada de aire frío y la voz del guarda de la vía me anunciaron que estaba en
Tudela, no supe explicarme cómo me encontraba tan pronto en el término de la
primera parte de mi peregrinación.”
Cartas desde Mi
Celda.
Fragmento de la
Carta Primera.
Publicada en
“El Contemporáneo”, el 3 de mayo de 1864
Gustavo Adolfo
Bécquer
1 comentario:
Un bonito homenaje por su cumpleaños... ¡Qué menos!
Gracias por desvelarnos cada día la personalidad de este gran romántico.
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