sábado, 23 de agosto de 2025

PUBLICAR LO QUE NOS DEJAN

 


Todos sabemos que por muchas capacidades que tengas y mucho tesón y esfuerzo que pongas… si no colaboran otras suertes y energías… no conseguimos sacar adelante nuestros proyectos más meritorios… En concreto, cuando hablamos de escritores, esto es una desgraciada ley que tantas veces se cumple y frustra verdaderas carreras literarias o degrada obras que podrían haber sido más loadas. Y en el caso de las “escritoras”, en el siglo XIX, aun es más enojoso su largo calvario para publicar y pasar barreras de censura. 

Quiero dedicar este pequeño articulo a este tema, citando un caso singular que tantas veces se ha cumplido en otras personas y épocas… se trata de la norteamericana Louisa May Alcott, (1832-1888), que ya hemos comentado en pasados capítulos, y que intentó escribir desde joven consiguiendo publicar cuentos y relatos… incluso una novela que tituló Moods (Cambios de Humor) y que pasó muy desapercibida por tratar, sin mucho interés, unos temas y dificultades que padecían las “Jovencitas” de su “mundo” cuando se enfrentaban a los problemas múltiples de, lo más importante del mundo para ellas: el matrimonio. 

Esta autora, culta y reflexiva, gran lectora y con amistades tan intelectuales en esas jóvenes tierras del nuevo mundo, tuvo la “suerte” de saltar a la fama con obras simpáticas y sencillas como Mujercitas y Aquellas Mujercitas… y otras novelas de cierta intriga y diversión… cuando ya madura y con su categoría asegurada de buena pensadora y escritora, quiso y pudo, consiguió reeditar una de sus primeras obras, aclarando en la propia nueva edición (1882) que ahora podía publicar su verdadero original, sin censuras ni concesiones, revisando desde su madurez el texto y el fondo educativo de esta obra. 

Recientemente, se ha traducido y publicado para los que vivimos en castellano… y te sorprende muy agradablemente la calidad, la complejidad, la riqueza de matices psicológicos y sociales que trabaja, el nivel de profundidad al que llega para explicar, para comprender a unas pocas personas que en el transcurso de unos pocos años, viven, viajan, se enamoran y cambian, evolucionan… desde sus “cambios de humor”… se educan, se enfadan, se aconsejan y van adaptándose a ese devenir cotidiano que llamamos la vida. 

Muy de agradecer el empeño de esta mujer que sabia en el fondo, que este libro era bueno, que su mensaje era sabio y oportuno en cualquier edad y época… Muy de agradecer que nos lo hayan traducido con su riqueza y sensibilidad… que nos lo editen y publiquen… 

Aun así, tenemos otro prejuicio que a muchos les apartará de esta magnífica novela romántica… ¡La autora es la de “Mujercitas”!

Os pongo una cita muy curiosa donde la propia autora nos increpa… Al comienzo del capítulo III… 

“Quienes solo busquen sucesos y acción en los libros será mejor que se salten este capítulo y prosigan con la lectura; pero aquellos que sientan interés por la descripción de los personajes encontraran aquí la clave para entender a Sylvia.” 

Y seguiré con los protagonistas encubiertos de esta novela… que son reales y famosos… ¡Disfrutarla!

 

Escrito por: Javier Morera