Poco a poco pasan los días, se
suceden los meses, las estaciones… los años… lo que fue atención y expectativa
por todo, en la infancia, ya se desacelera y se focaliza en unos pocos temas
durante la adolescencia y la juventud… y luego, en esa madurez, sigue reduciéndose
en fuerza y amplitud… llegado a cierto ecuador de la vida, parece desaparecer…
un sueño, un embotamiento, una modorra mental y corporal se apodera de esta
cultura… la comida, el descanso, las drogas o los tranquilizantes nos liberan
de nervios y ansiedad… La comodidad… el
nulo esfuerzo, el miedo…
Todo decae… y es entonces
cuando somos conducidos y manipulados por cualquier cosa o fuerza que nos
pongan delante por atracción o detrás para darnos miedo.
Una verdadera pena. Somos la
especie maravillosa que llega a la conciencia de saber que existe, incluso de
auto dirigirse dentro de ciertas limitaciones… Y terminamos siendo menos
razonables y más conformados que nuestros animales domésticos.
En 2010 salía a la luz un libro
pequeño y fácil, casi un folleto, o un panfleto… escrito por Stéphane Hessel, un alemán nacido
en 1917, que tuvo que soportar toda la época nazi y fue miembro de la
Resistencia en Francia… y superó esas penurias para seguir trabajando en la
defensa de la libertad y de los derechos humanos… Fue uno de los autores de ese
logro “teórico” que suponen esa Declaración
Universal de los Derechos Humanos en 1948. Dedico toda su vida a la
diplomacia, la política, los escritos y la activa implicación en sensibilizar,
mover, motivar, alentar, incitar… a las personas de cualquier país o cultura a
que busquen activamente su libertad, su educación, su crecimiento, su orgullo y
su decisión… Sus Derechos Humanos.
Es bonito leer en ese libro que
publica en 2010, cuando tenia 93 años, como nos llama a la insurrección siempre
pacifica pero decidida, activa y fuerte… Nos dejó unos años después… había
luchado por la independencia de Argelia, por la defensa de los palestinos… por
cualquier pueblo oprimido y humillado…
Sus títulos, como ¡INDIGNAOS!, es un canto a despertar, a
no dejarse vapulear por los avasalladores que crecen aun donde no los plantan…
Otras muchas personas han luchado y siguen haciéndolo, con su sonrisa, como Nelson Mandela, con sus sermones como Desmond Tutu o Martín Luther King… como Mahatma Gandhi… Wangari Maathai… o Rigoberta Menchú…
Y es muy bonito ya que no se pararon
cuando habían conseguido una mejora para ellos, sino que siguieron debido que había
otros humildes y humillados… Con paz y con esperanza, siempre ilusionados en
conseguir mejoras… ¡Adelante!
Lo peor que podemos pensar es
creer que no se consigue nada, que no merece la pena, que no lo lograremos… el
abandono, la indiferencia es la peor
de las enfermedades, es la que nos lleva a la muerte de la esperanza y de las fuerzas del amor
que son la vida espiritual de nuestra especie.
Escrito por: Javier Morera
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