sábado, 1 de agosto de 2020

CUANDO TENGA TIEMPO, LEERÉ


¿Quién no ha oído esto alguna vez? Y, lo que es peor, ¿Quién no lo ha dicho alguna vez? Mala excusa. Si observamos al que esto comenta, pierde tiempo (o lo dedica) en muchas situaciones que no son ni necesarias, ni interesantes para su “existencia”…

Espesas conversaciones donde nada se persigue ni consigue… aburridas e inútiles esperas… lecturas y repasos sin interés… series y artículos, películas y espectáculos que aun estando de moda, no nos gustan ni nos sirven…y más y más…

Hacemos lo mismo con el deporte, con las comidas, con los viajes, con las amistades, con los familiares pesados… ¡Qué mala gestión del tiempo! ¿Cuándo tendremos un ratito para leer?

En un mundo de ocupados y súper conectados, se deja la lectura para los fines de semana… pero nunca tenemos tiempo… Se deja para vacaciones… pero nunca tenemos tiempo… se deja para cuando terminemos el curso, o los estudios, o la oposición, o para cuando los hijos sean mayores… y luego los nietos… y para cuando me jubile… y… ¡nunca tenemos tiempo!

Algunos hemos leído siempre, entre estudios y con los hijos… en lugar de siestas o antes de cenar… en el campo y en la playa… medio enfermos y muy cansados de largas jornadas de trabajo o de actividad… Leer, como respirar y como pensar, para algunos nos es intrínseco a nuestra vida y a nuestros pensamientos… es fuente de información y pantalla de proyección de nuestros estados emotivos y preocupaciones… Conquistamos con los héroes y sufrimos con las victimas, reímos y aprendemos, pero especialmente… soñamos… inventamos otras formas de vida y de vivir… relacionamos y reflexionamos sobre esas mil circunstancias y esos miles de detalles que no veíamos, que no sospechábamos, que no apreciamos hasta que ese mago, que es el autor, los ha revelado y resaltado…

Otro detalle a tener en cuenta en cuanto a la lectura, es qué libro leer a que edad.

Imaginaros por un momento, que los libros infantiles o los juveniles, los dejemos para leer en nuestra jubilación… Desde luego a muchos “Peter Pan” no les vendrían mal… pero lo cierto es que ya ni los entenderíamos… como tampoco sabemos resolver cualquier ecuación que resolvíamos en la adolescencia, cuando tenemos setenta años… ¡No es lo adecuado!...

La gran ventaja de leer y releer en nuestra vida es que cuando nos enfrentamos a un autor o una obra, siendo jóvenes y en otras épocas de nuestra biografía, vemos como cada momento tiene su nivel de comprensión, sus motivaciones, sus experiencias y el haber leído o no otras muchas literaturas que siempre se interfieren en ese mundo de ahí al lado, que supone la intertextualidad literaria…

El problema de los que leemos, es que cuando nos acostumbramos a esas conjeturas cognitivas y posibles estructuras de otras realidades imaginadas… luego te hablan de cocinitas y deportes competitivos… y te parecen aburridos y simplones como juegos de niños… muy niños… muy niños…


Escrito por: Javier Morera

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