sábado, 15 de febrero de 2020

NO SEAS TAN HUMILDE, BÉCQUER



“No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.”

Cuando leemos ésta y otras rimas, incluso algunos de los relatos del famoso Gustavo Adolfo Bécquer, nos dejamos llevar por su humildad de que la poesía, la belleza de un relato, el óleo de un museo o la catedral magnifica que admiramos, pueden existir independientemente de sus autores… como una consecuencia de la vida, de la humanidad, de la civilización… del arte… del esplendor…

Yo no lo creo así…

Entre todos ayudamos a crear situaciones y culturas y familias y momentos maravillosos en los que aflora un genio, un artista, una idea, una perfección… Mozart, Goya, Gaudi, Gothe, Víctor Hugo…  Pero cuando estos y otros de su nivel, afloran a la superficie, algo se rompe, algo cambia, algo mejora, algo ya nunca será igual… Elevan, crean, inventan, cambian, trastocan y transforman…

¿Cómo se han creado? ¿De donde han salido? ¿Que padres, que maestros, que alimentación han tenido?... mejor dejarlo… te mueres de risa o de pena… No sabemos como, pero han sido diferentes… Y su legado es universal e infinito…

El caso de Gustavo es de ésta índole, su sensibilidad y su percepción tan especial hizo lírica y color de objetos, de rincones, de flores, de paisajes y de personas… que no eran tan especiales… él los ve así… y nos lo cuenta de una manera tan bella que luego tu puedes encontrarlos… o al menos buscarlos en su conexión intertextual… ya que cuando los quieres apreciar en la fría y objetiva realidad, no aparecen, no los encuentras, no existen…

Por otra parte, ¡que manía en confundirnos con el empeño de que somos todos iguales!… Hoy creen muchos en una falacia de la igualdad… Tendremos los mismos derechos pero nunca seremos iguales… Creen que entrenando todos seremos iguales; estudiando todos seremos iguales… practicando todos seremos iguales… ¡Que error tan moderno!

Es cierto que los románticos y Bécquer, entre ellos, gustan de rescatar costumbres, cuentos, leyendas, tradiciones, canciones ya olvidadas para refrescarlas, embellecerlas y dejarlas en custodia de la cultura más selecta… Pero no es menos cierto que además de rescatar, restauran y revalorizan, reinventan y engrandecen de tal forma y belleza lo que eligen que ya no es lo que era… pasa a ser un verdadero tesoro no solo debido a su belleza, sino también a ser la obra maestra… del maestro, del artista, del genio que no es ni hace lo mismo que los otros y como lo hacen los otros…

Concluyo con el final de esta preciosa Rima IV del querido Gustavo…

“Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!”


 Escrito por Javier Morera

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