lunes, 15 de julio de 2013

MUNDOS DENTRO DE MUNDOS


En el libro que nos cita esta semana, “Sangre de Tinta”, segundo de la trilogía “Mundo de Tinta” de Cornelia Funke, volvemos a disfrutar de la imaginación creativa y fantástica de una mente privilegiada que nos transporta con su pluma a mundos imposibles y vidas impenetrables…
Si, ya se que hay muchos libros y autores creativos que nos describen “mundos” y personas verdaderamente originales, de diseño, para secuestrarlos y guardárnoslos de por vida, en el cajón de la mesilla… perfectos… Si, ya se que hay muchos inventos y bichos raros que nos sorprenden y nos dan asco o miedo… en mil libros y mil películas… Si, ya se que el escritor y el director juegan a ser dioses de mundos de papel, tinta, plástico y efectos especiales…
Pero Cornelia en estos libros juega a otras cosas mas profundas, más filosóficas, más serias, más difíciles de pensar y aun de imaginar…
En el capitulo “El Plan de Fenoglio” a mitad de este libro comentado y que trataremos el jueves próximo, se desarrollan en  un dialogo precioso entre una adolescente y el escritor de “Mundo de Tinta”, unos supuestos muy ambiciosos… dignos de una buena clase de filosofía para graduados de una universidad que enseñe a pensar…
Fenoglio quiere cambiar el mundo que él propiamente ha construido en su libro… ¡quiere “reescribir”! su propia imaginación… Y el mundo que se creó en su libro resulta que ha tomado vida… ya lleva su dinámica… y cualquier cambio en la historia puede alterar incluso el verdadero libro… un “efecto mariposa” dentro de una construcción imaginativa… una estructura supuesta que se arranca de su base fantasiosa para hacerse edificio vivo, tejidos actuantes, sombras que se hacen protagonistas… sueños que son causas… consecuencias reales de palabras escritas…
El autor que corrige su propia idea…
La adolescente que no se decide por su vida real…
El lector atrapado entre letras, fantasías y preferencias…
Cornelia Funke divirtiéndose con nuestra perplejidad…


Verdaderamente, estos libros son cosas de distraer a los niños en sus vacaciones de verano… nada comparable a esos problemas tan reales de los adultos que vemos continuamente en la TV, como las mil maneras de cocinar el tomate para que parezca melón… ¡eso si que es cosa de adultos!

Escrito por: Javier  Morera 

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