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martes, 18 de abril de 2023

TRASTORNO DE DÉFICIT DE NATURALEZA

Muchos y mucho han escrito y hablado del gravísimo problema al que nos enfrentamos con la paulatina y constante degradación del Medio Ambiente… de los ecosistemas, de la biodiversidad, de la vida… de la Tierra.

Parece que todo esto lo tomamos como si se tratara de un “monumento” que queremos guardar… o una cultura que queremos conservar…

Creo que hasta en eso, nuestro egocentrismo infantil y absurdo, nos impide “ver” que no es “una forma de vivir cómoda” o “buena”… Se trata de la única manera que tenemos de poder vivir con los procesos adaptativos que hemos llegado hasta aquí… Es la única opción que tenemos de estar enteros, integrados, sanos y adaptados… Es nuestra casa, dicen… ¡No! Es nuestra única forma de seguir viviendo… y no es nuestra casa, solo somos huéspedes y de los últimos…

Podemos enfermar y morir de muchas formas, pero solo podemos vivir bien en las características en que estamos adaptados

Nos creemos a salvo porque se extinguen otras especies… otras culturas que decimos “menos adelantadas”… Eso es absurdo. Es el error de no querer-poder ver nuestro problema. Es egocentrismo infantil. Es negar el problema.

El libro: Perdiendo el Edén, de Lucy Jones, nos relata algunos de los muchos temas que deberíamos saber e informarnos para atender mejor a nuestra salud, a nuestro estrés, a nuestra felicidad… Es necesario estar en contacto con la Naturaleza. Es terapia y medicina pasear por bosques y campos, ver aguas y oír pájaros, dejarnos mecer por el viento y el sol, oler fragancias de la vida y de la Tierra. Es bonito. Es sano. Es necesidad innata. Es instintivo. ¡Es esencial!

Nos recuperamos, cuando no hay otras soluciones mejores, en los jardines, en los huertos, en macetas y documentales… Nos relajamos viendo ríos y mares libres. Nos reparamos en excursiones, paseos, acampadas…

Y todo lo contrario… enfermamos y nos extinguimos en esas “reservas” para sobrevivir que son ya las ciudades, los trabajos, las casas, las pantallas…

Estamos ya deshumanizados y estaremos mucho peor en poco tiempo. Varias enfermedades, incluidas las mentales, nos acechan como epidemia en relación a nuestros modos de vida de “gran ciudad”…

Os pongo una cita de Carr-Gomm, citado por Lucy Jones:

«En la vida urbana no sabes si quiera en qué momento del año estás, porque vas de una cajita a otra: te levantas, abres una caja de cereales, te metes en tu cubículo metálico, te pasas todo el día en tu caja de cristal y acero, mirando a una caja; cuando regresas a casa y estás agotado, después de meter una cajita en el microondas, enciendes la caja y llegará el momento en que se te lleven dentro de una caja.»

¡Salir al campo!

¡Salvar la salud… volver a la Naturaleza!

 

Escrito por: Javier Morera

martes, 4 de septiembre de 2018

MANSFIELD PARK O FANNY PRICE…



Este jueves estaremos ante una obra de Jane Austen… una obra que, a diferencia de otras, no tiene el nombre de su heroína “Fanny” … sino que su título es el de una casa, una propiedad, un apellido, una familia, ¿un hogar?... Como ávidos lectores que sois, seguro que os habéis preguntado el por qué…

Mansfield Park”… esa preciada propiedad, causante y escenario de la trama… esa gran mansión en plena naturaleza, alejada del ruido y la pobreza… tan opuesta a Portsmouth y tan alejada de Londres…
Ese lugar de ensueño, rodeado de amplios horizontes, praderas, vegetación… ideal para cabalgar, o pasear, o conversar, o leer, o escribir cartas, o cazar, o coser, o tocar el arpa… o representar una obra de Shakespeare… o refugiarse de una tormenta…

En ella se debaten aspectos muy profundos, desde el matrimonio, a la religión… se discute desde un punto de vista material a otro más divino, más maduro…

Cada personaje está unido a un lugar, a una parte, a un sofá, a un cuarto de esa gran casa… Fanny se va moviendo dentro de ella… primero habita el blanco ático… después la habitación este, dónde pasa sus ratos libres leyendo y escribiendo… también fuera de la casa, conversando con Edmund o cabalgando… y por último conforme va alcanzando su madurez, su educación, sus valores y creencias, su tío le enciende el fuego… se reafirma y es más feliz…

Mansfield Park, ha acogido a Fanny, la ha educado en la bondad y la ha salvado de caer en el materialismo, en la pobreza de espíritu… y a pesar de ser tentada en Portsmouth por los educados en Londres, ha conseguido demostrar su integridad hasta el final del libro… y así, Fanny salva a Mansfield Park… cerrando una etapa, un círculo.

Que bonito es leer a grandes autores, como Jane Austen, que todo lo escriben por algo… cada detalle, cada rubor, cada mirada, cada lágrima… es importante… ¡¡qué gran sensibilidad!!



PD: Comparto dos imágenes del ilustrador Fernando Vicente.

Escrito por: Eva Morera