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sábado, 5 de diciembre de 2015

COMETAS EN EL CIELO


Cada 11 de septiembre se cumple el aniversario de varias catástrofes, la primera de ella fue el suicidio de Allende en manos de la atroz dictadura, la segunda de estas fue el derrumbe de las torres gemelas, el ataque al primer mundo de los hermanos pobres del tercero. Probablemente muchos de nosotros recordaremos donde estábamos en aquel momento: unos nos encontraríamos viendo el telediario, cuando conectaron en directo en aquella primera torre humeante, otros nos enteraríamos horas más tarde en casa, cuando llegábamos del trabajo y se nos cambiaba el rictus de la cara. Incluso algunos en el autobús cuando el noticiero de la radio narraba la desesperación de la gente tirándose al vacío desde las ventanas rotas y los hierros quemados.


Han pasado 14 años y durante esta época hemos aprendido términos como Al Qaeda o talibán, también perdido libertades en los países que se autoproclamaban de las libertades.

En Londres tuvieron su 11-S y nosotros en Madrid lo sufrimos en un invernal marzo. La maquinaria de guerra se activó; trío de las Azores, armas de destrucción masiva y falsas argumentaciones para justificar lo que la ciudadanía se oponía masiva y públicamente. Se bombardeó y acribilló Afganistán, se derrocaron dictadores que años antes nos regalaban caballos de purasangre, sin olvidar que nosotros hace décadas los habíamos colocado, apoyado y ayudado.

Puede que ahora todo sea un recuerdo lejano, que nuestro Afganistán haya virado a Siria y el talibán se haya transformado en un insurgente del Isis, que nos conmovamos con el ahogado Aylan como leyendo la triste historia del joven Sohrab, sin darnos cuenta que cada semana 6 niños sirios acaban ahogados en sus mismas circunstancias arrastrados por las olas del mar, que las violaciones y orfandades en Afganistán han sido y siguen siendo actos de lo cotidiano.

Recientemente el fantasma del 11-S atacó en París y de nuevo toda la opinión pública se movilizó y solidarizó, se ondearon banderas y estandartes, la marsellesa se oyó de Occidente a Oriente. Pero de nuevo una década y media después repetimos los mismos fallos. A las horas siguientes, con el calor aún de los muertos, los motores de los cazas franceses abrían sus tripas y veinte bombas caían quemando el suelo y la población Siria. Algunos medios dijeron que 1000, otros que 2000 muertos por la ofensiva francesa. Pero que más da... Cada francés, inglés, americano o español tenía su nombre y apellidos. Nunca valió lo mismo una vida en la zona rica que en la pobre del mundo. Se instalarán concertinas más afiladas, se elevarán la altura de las alambradas, aunque el hambre o la guerra siempre les dará unas manos más fuertes para treparlas. El problema es Siria, el Isis, pero no nos habían contado que los terroristas de París eran nacidos en la propia patria francesa, criados y educados en nuestras costumbres y marginados por nuestra pobreza.

Gandhi una vez dijo ojo por ojo el mundo quedará ciego. Y no podemos ser tan tontos de pensar que el terrorismo se combate con más bombas, porque ya sabemos que no funciona. ¿Por qué no nos preguntamos que el problema de los atentados solo radica en Europa y en Norteamérica? Porque por ejemplo en Latinoamérica no lo hacen. Porque podemos ser tan hipócritas de venderles armas mientras nos atacan, que culpa tendrán Hassan, Alí y Sohrab, algunos de los protagonistas de nuestro libro, personas que con otros nombres en la vida real sufren nuestra codicia por el petróleo y el gas. Los militares, la inteligencia, los gobernantes siempre tan preparados... ¿No se han leído nunca el libro del arte de la guerra que hace muchos meses tratamos nosotros? Los románticos...



Parece que al final seamos nosotros, los románticos, los únicos realistas en este mundo, los que por nuestras causas y personas lo haríamos mil veces...


Escrito por: Chema

domingo, 15 de noviembre de 2015

LO QUE TUVIERA QUE LLEGAR, LLEGARÍA


Una vez más, un año mas, en noviembre, con las hojas arremolinadas por vientos de otoño y nubecillas de nieblas en las mañanas grises…. Hemos leído y disfrutado de otro volumen de Harry Potter…. En unos días se han esfumado los meses del curso de Hogwarts y otra vez, Harry ha pasado muchas aventuras, para modelo y diversión de todos nosotros…

Y, ahora, camino del invierno que se anuncia implacable, tenemos una cita con Guillermo, el apreciado dramaturgo y genial Shakespeare…. Con su obra: “El Cuento de Invierno”… una de las últimas citas del año… ya nos quedan pocas… ¡Que lastima!

Os pongo un trocito para animaros a su lectura…

“POLÍXENES: No me obliguéis así, os lo suplico. No hay lengua persuasiva, ninguna, ninguna en el mundo, que pueda vencerme tan fácilmente como la vuestra. Así sería ahora si el objeto de vuestra demanda implicase verdadera importancia para vos aunque tuviera que rechazarlo. Mis negocios me impulsan literalmente hacia mi reino y retenerme sería hacerme de vuestra amistad un instrumento de tortura. Mi estancia es para vos una carga y un enojo. Así, pues, para evitarnos los dos estos inconvenientes, adiós, hermano.”

Pero el 26 de noviembre nos espera una cita con nuestro interesante Sir Arturo Conan Doyle, este año, casi ya en invierno, nos las veremos con la bufanda y el sobretodo de impecable “cheviot” de  Holmes y Watson… pasaremos algo parecido al miedo, por el páramo… mirar como empieza…

“El señor Sherlock Holmes, que de ordinario se levantaba muy tarde, excepto en las ocasiones nada infrecuentes en que no se acostaba en toda la noche, estaba desayunando. Yo, que me hallaba de pie junto a la chimenea, me agaché para recoger el bastón olvidado por nuestro visitante de la noche anterior. Sólido, de madera de buena calidad y con un abultamiento a modo de empuñadura, era del tipo que se conoce como «abogado de Penang». Inmediatamente debajo de la protuberancia el bastón llevaba una ancha tira de plata, de más de dos centímetros, en la que estaba grabado «A James Mortimer, M.R.C.S. de sus amigos de C.C.H.», y el año, « 1884». Era exactamente la clase de bastón que solían llevar los médicos de cabecera a la antigua usanza: digno, sólido y que inspiraba confianza.
-Veamos, Watson, ha qué conclusiones llega?
Holmes me daba la espalda, y yo no le había dicho en qué me ocupaba.
-¿Cómo sabe lo que estoy haciendo? Voy a creer que tiene usted ojos en el cogote.
-Lo que tengo, más bien, es una reluciente cafetera con baño de plata delante de mí –me respondió-. Vamos, Watson, dígame qué opina del bastón de nuestro visitante. Puesto que hemos tenido la desgracia de no coincidir con él e ignoramos qué era lo que quería, este recuerdo fortuito adquiere importancia. Descríbame al propietario con los datos que le haya proporcionado el examen del bastón.” 

Y ya en diciembre, preparando la Navidad… hablaremos de la amistad…. Con Khaled Hosseini… en su obra “Cometas en el Cielo”. El empezar ya marca el ritmo triste de la historia…

“Me convertí en lo que hoy soy a los doce años. Era un frío y encapotado día de invierno de 1975. Recuerdo el momento exacto: estaba agazapado detrás de una pared de adobe desmoronada, observando a hurtadillas el callejón próximo al riachuelo helado. De eso hace muchos años, pero con el tiempo he descubierto que lo que dicen del pasado, que es posible enterrarlo, no es cierto. Porque el pasado se abre paso a zarpazos. Ahora que lo recuerdo, me doy cuenta de que llevo los últimos veintiséis años observando a hurtadillas ese callejón desierto.”



Claro, y ahora estarás pensando que voy a terminar este largo post con una cita del empezar del ultimo libro de este año…. ¡Pues no!... en literatura procuramos y podemos ser mas creativos… y nos gusta jugar con el tiempo y con la vida de nuestros protagonistas… Así… me permito terminar con el terminar de ese libro recién cerrado en nuestras tertulias… “Harry Potter y El Cáliz de Fuego”… que me sirve para recordarlo y preparar el futuro…

“Harry les guiñó un ojo, se volvió hacia tío Vernon y lo siguió en silencio hacia la salida. No había por qué preocuparse todavía, se dijo mientras se acomodaba en el asiento posterior del coche de los Dursley.
Como le había dicho Hagrid, lo que tuviera que llegar, llegaría, y ya habría tiempo de plantarle cara.”

¿A que queda acertado… aquí…?
¡Ya llegará!



Escrito por: Javier Morera