Termina un año más… o tenemos un año menos de vida por delante…
¿Optimistas acelerados?... o ¿Nostálgicos diletantes?...
Estamos tan pendientes del inminente ahora, que no tenemos tiempo para pensar… ¿Dónde estamos? Tenemos que conocer y procesar tantas noticias e informaciones de “fuera” que no sabemos que ocurre dentro… en mi pueblo… en mi casa… en mi cuerpo… en mi mente…
Es importante vivir el presente… y no estar siempre sufriendo por el futuro… ni llorando por lo pasado… Es importante también parar… pensar… investigar como me siento… oír nuestro silencio… dejar que nuestro asistente del consciente nos recorra y nos actualice… Relacionar mis emociones y mis estados, con mi pasado… con lo que me ha ocurrido…con lo que quiero que ocurra en mi mañana…
Paremos un momento para “ver” mi peso, mis músculos, mis ojeras, mis arrugas, mis ropas, mis manos, mis ánimos… Eso es lo que he conseguido con mi pasado… ¡Este es mi presente!... ¡¿Qué deseo para mi futuro?!
Pensar, meditar, relacionar… y cuando ya nos entendamos con nuestro existir, procurar la difícil tarea de reconocer a esas otras personas cercanas… que cada día conocemos peor…
El absurdo cambio de año, puede ser una excusa para “leerse” uno mismo, despacio, con atención y con interés… como para un examen nuestro mañana… Sin correr… que las campanadas siempre seguirán dando nuevos años…
Es nuestro latido quien marca nuestro tiempo vital…
¡Feliz año 2022!
¡Leer, leer y leeros!
Escrito por: Javier Morera
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