Hace un año, el 13 de marzo de 2020, que era viernes, se decreto el Estado de Alarma en España. Ya se había anunciado y declarado la epidemia, ya era pandemia, ya lo veíamos… pero no queríamos aceptarlo… Como siempre, la capacidad maravillosa del ser humano para interpretar la realidad y en base a sus experiencias, prever los próximos acontecimientos, no resultaron… Se anunciaba, pero no se esperaba… Se veía venir… pero no se aceptaba…
Así nos ha ocurrido siempre en la Historia. La ultima desastrosa guerra española del siglo XX, la otra que llamamos 2ª Mundial, la invasión francesa de Napoleón… y siempre igual…
Algunos pocos lo aceptan, procuran convencer, pero nunca se ha conseguido “creer” en esos malos augurios… Al menos para la mayoría, que se escuda en falsos optimismos que solo resultan ser “Mecanismos de Defensa del Yo” ante la ansiedad que provoca el mal previsto.
Los pocos que lo entienden pasan a sufrir el doble… Como ese Síndrome de Casandra de no ser creído ni aceptado como “sabio” sino como “pesimista”… La literatura esta llena de estos ejemplos, empezando por esa figura de la tragedia griega ya nombrada o si lo preferís, esa persona mítica que sí consiguió salvar a los suyos y que llamamos Noé…
Y aquí estamos, un año después, con mascarillas, con muchos menos recuerdos de buenos momentos de encuentros, de alegrías… con muchos más traumas y pérdidas… con menos ilusiones… con más miedos… con menos seguridad… con más aprensiones y prejuicios…
Recordemos lo que hemos hecho por los demás…. Y lo que han hecho por nosotros… lo que se ha sufrido… lo que se ha perdido…
Recordemos a los que ya no están.
Recordemos para aprender, para progresar, para prever…
Escrito por: Javier Morera
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