No son muchos los que
han visto las 24 películas oficiales que existen de James Bond; menos aún los
que se las conocen y diferencian; y prácticamente nadie los que han leído
alguna de las novelas bondianas de Ian Fleming que inspiraron las películas. Es
verdad. Pero todos saben quién es el agente 007, ¿O no? Para algunos es un
héroe, para otros, un payaso ridículo, para unos un modelo de perfección, y
para otros un machista misógeno; para unos un tipo simpático, y para otros un
perverso símbolo de capitalismo. Pero todos, absolutamente todos, tienen una
clara imagen en su mente sobre 007. Todos reconocen la silueta del agente con
su esmoquin y su pistola.
Además, y aunque
actualmente este muy difundida la idea de que James Bond es un personaje caduco
e infantil, es curioso que siga protagonizando películas después de más de
medio siglo de andadura por la gran pantalla -máxime cuando ya lo hemos visto
disparando al espectador, a través del gun´s barrel, la friolera de 24 veces-.
Es curioso que artistas de la fama de Paul McCartney o Madonna hayan querido
interpretar temas musicales de alguna película Bond, o que Heineken pagase,
para que 007 bebiese un botellín de su cerveza en la reciente película de Skyfall,
nada menos que 45 millones de dólares. 45 millones. Por algo será, digo yo. A
lo mejor resulta que, después de todo, James Bond es algo más que un personaje
de cine caduco e infantil. A lo mejor resulta que es un fenómeno social, que ha
marcado una época, y que tiene el fondo suficiente para suscitar algunos
análisis, comentarios, o cuestiones. Y de ello nos ocuparemos este jueves. ¿Qué
por qué hablar de James Bond un jueves de enero por la tarde habiendo tantas
rebajas? En fin, “solo se vive dos veces”, y para nosotros, este mundo “no es
suficiente”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario