Este año, el sexto de este
Ciclo de Harry Potter en nuestra Asociación, leemos y ponemos en común el
titulo: “Harry Potter y el Misterio del Príncipe” que, casualmente es el
sexto volumen de esta colección de la escritora inglesa J. K. Rowling.
Este año, Harry Potter ha
crecido, es un adolescente que tiene que luchar contra el mal, como siempre,
tiene que aprender muchas cosas, como siempre, tiene que ayudar y ser ayudado
por sus amigos y algún profesor de Hogwarts, como siempre…
Pero este año, además, se
enfrenta al difícil problema de la DECISIÓN.
En psicología sabemos que una
motivación, cuando se impide su realización por un obstáculo, genera un nivel
de frustración y nos produce una serie de síntomas que nos conducen a
diferentes cuadros o síndromes patológicos o casi… Y eso lo sabemos casi todos…
desde que somos jóvenes y sufrimos y hacemos sufrir a los demás los componentes
agresivos (no digo violentos) y ansiógenos de nuestra naturaleza, se vierten
hacia el obstáculo… y es difícil “verlo”, reconocerlo y más aun, controlarlo…
Pero este año, Harry Potter,
adolescente, se encuentra con una frustración mas complicada, la situación de
conflicto, en la que debe decidir… si obedece y toma las direcciones que le
dicen sus maestros, sus amigos… especialmente Dumbledore… puede caer en el
error total… Si hace lo que le dictan sus intuiciones, los pequeños detalles y “corazonadas”…
y quita del medio, al menos de su vida, a esos “obstáculos” que siempre te
cierran el paso… se enfrentará a todo su universo de “buenos” y confiados
ejemplos…
Si ya has leído el libro que
nos ocupa... Atiende al segundo capitulo, cuando ya se anuncian los problemas y
los desastres que pueden ocurrir… Luego en el capitulo XXIV toma decisiones
duras nuestro Harry… pero no puede terminar… y desde el capitulo XXV… Snape,
como siempre…
¿Cuánto hay que aguantar?
¿Hasta cuantos detalles, insultos, faltas…tenemos que soportar para saltar el
obstáculo, para decidir contra el obstáculo, para ser conscientes de que ya es
suficiente…?
Si yo hubiera seguido la
dirección de mi madre… inteligente y buena como Dumbledore, por lo menos, ahora
seria un jesuita misionero… o estaría enterrado en alguna selva bajo unas
piedras en cruz… y lo más curioso es que si mi madre hubiera seguido los
consejos de su padre, otro Dumbledore bueno y formal… yo no hubiera nacido…
¿Y tú?
Escrito por: Javier Morera
No hay comentarios:
Publicar un comentario