miércoles, 10 de octubre de 2018

EL TESORO DE UN BUEN AMBIENTE


En su séptimo libro que lleva por titulo: “HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE” y a lo largo del capitulo trece, como en otros diversos momentos de toda la obra, se observan situaciones, climas, ambientes… en los que Harry y todos los personajes se sienten mal, incómodos, desilusionados, deprimidos… tristes… sin ilusión y sin esperanza…

También cuando los diversos protagonistas deben portar en su cuello un “guardapelo” que se supone conlleva un estado de tristeza y poca fuerza para afrontar los problemas…

En definitiva, la autora, J. K. Rowling nos está expresando para que lo tengamos siempre presente, la importancia incuestionable de los ambientes… lo que nos ayuda o lo que nos estropea un determinado clima, una música, unas miradas cariñosas, una sonrisa amigable, un saberse apoyado y valorado… Lo bonito que es sentirse querido y sin condiciones… saber que gustas, que confían en ti y te valoran y te aprecian… y te comprenden y te recuerdan… y te defienden y te acompañaran siempre…

¡Una verdadera suerte o la mejor fortuna del mundo, saberse querido!
Por esto en la obra que nos ocupa, para crear esa atmósfera negra y desoladora, los ambientes y las influenzas son malos, negativos, perseguidores, acosadores… y eso es hacer el infierno y provocar la malísima actitud en todo y para todo de los circundantes…

Os pongo un fragmento, pero si estáis soportando mala temporada cuidado, mejor dejarlo para otros tiempos más favorables…

“Absorto en esos pensamientos, tardo un poco en percatarse del intenso frío que empezaba a envolverlo, como si estuviera adentrándose en la niebla. A cada paso que daba hacia mas frío, un frío que se le metía por la garganta y le lastimaba los pulmones. Y entonces sintió que una gradual sensación de desilusión y desesperanza se propagaba por su interior…

“Dementores”, pensó.

Cuando llego al pie de la escalera y torció a la derecha, apareció ante él una escena espeluznante: el oscuro pasillo de las salas del tribunal estaba atestado de seres de elevada estatura, vestidos de negro y encapuchados, con los rostros ocultos por completo; su irregular respiración era lo único que se oía. Por su parte, los aterrados hijos de muggles a los que iban a interrogar estaban sentados, apiñados y temblando, en unos bancos de madera; la mayoría de ellos –unos solos y otros acompañados por la familia- se tapaba la cara con las manos, quizá en un instintivo intento de protegerse de las ávidas bocas de los dementotes. Mientras estos se deslizaban una y otra vez ante ellos, el frío, la desilusión y la desesperanza reinantes se cernieron sobre Harry como una maldición.”


Escrito por: Javier Morera

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