Esta semana, con la lluvia
otoñal de octubre y los colores maduros de árboles y arbustos, volvemos a
Shakespeare.
Otra de sus tragedias ancladas
en la Inglaterra que salía de la Edad Media cargada de crímenes y destrucción…
Ricardo III. Obra dura con violencias y pasiones egoístas. Con tragedia de
vidas truncadas por las avaricias del poder y la guerra que empieza fácilmente
y no hay manera de terminar…
Guerras que llaman civiles y
son lo mas incivilizado que puede hacer el humano… y que el dramaturgo ingles
nos ha dejado tan claramente retratadas que hoy son mas “ciertas” que la propia
Historia…
Empieza la obra con este
monologo donde el propio Ricardo se nos confiesa… sin desperdicio…
“GLOSTER.- Ya el invierno de nuestra desventura se ha
transformado en un glorioso estío por este sol de York, y todas las nubes que
pesaban sobre nuestra casa yacen sepultas en las hondas entrañas del Océano.
Ahora están ceñidas nuestras frentes con las guirnaldas de la victoria;
nuestras abolladas armas penden de los monumentos; nuestros rudos alertas se
han trocado en alegres reuniones; nuestras temibles marchas en regocijados
bailes. El duro rostro del guerrero lleva pulidas las arrugas de su frente; y
ahora, en vez de montar los caparazonados corceles, para espantar el ánimo de
los feroces enemigos, hace ágiles cabriolas en las habitaciones de las damas
entregándose al deleite de un lascivo laúd. Pero yo, que no he sido formado
para estos traviesos deportes ni para cortejar a un amoroso espejo…; yo,
groseramente construido y sin la majestuosa gentileza para pavonearme ante una
ninfa de libertina desenvoltura; yo, privado de esta bella proporción,
desprovisto de todo encanto por la pérfida Naturaleza; deforme, sin acabar,
enviado antes de tiempo a este latente mundo; terminado a medias, y eso tan
imperfectamente y fuera de la moda, que los perros me ladran cuando ante ellos
me paro…¡Vaya, yo, en estos tiempos afeminados de paz muelle, no hallo delicia
en que pasar el tiempo, a no ser espiar mi sombra al sol, y hago glosas sobre
mi propia deformidad! Y así ya que no pueda mostrarme como un amante, para
entretener estos bellos días de galantería, he determinado portarme como un
villano y odiar los frívolos placeres de estos tiempos. He urdido complots, inducciones
peligrosas, válido de absurdas profecías, libelos y sueños, para crear un odio
mortal entre mi hermano Clarence y el monarca. Y si el rey Eduardo es tan leal
y justo como yo sutil, falso y traicionero, Clarence deberá ser hoy
estrechamente aprisionado, a causa de una profecía que dice que J. será el
asesino de los hijos de Eduardo. ¡Descended, pensamientos, al fondo de mi alma!
¡Aquí viene Clarence!”
Leerla… no es fácil verla
representada, ni en película… nos interesa mas la forma de cazar moscas de una
rana en una charca… o la parada nupcial de las ánades reales… o… cualquier cosa
que nos ponen en la tele…
Escrito por: Javier Morera
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