En el primer “momento” de
lectura de Las Olas, de la celebre escritora Virginia Woolf, nos perdemos entre
esas múltiples frases, pensamientos, situaciones… que nos gustan, pero no
entendemos del todo…
“Islas de luz flotan sobre el césped”
En el segundo “movimiento”
comenzamos a entender algo de la diferente mecánica de este texto… seguimos
algo perdidos… pero una variable que es el tiempo comienza a darnos pistas… el
sol sigue elevándose, los personajes crecen… se hacen constantes aunque siguen
confusos…
“Ahí esta la muy poderosa locomotora, toda ella espalda y muslos,
sin cuello, de color verde botella, jadeando vapor.”
Nos adentramos en esa tercera
“nave” de relaciones relatadas… los protagonistas ya emergen con cierta
personalidad… sus perfiles de conducta asumen subjetividades que los hacen
reconocibles… El crecimiento físico les ha llevado a estudios y distancias… el
espacio también existe… barcas cruzan lagos de juventud entre vegetación y
decisiones…
“… Todas las horas algo nuevo aparece en la superficie. ¿Qué
soy?, me pregunto. ¿Esto? No, soy aquello…
Por el cuarto “volumen” de este
libro no muy grande, de menos de trescientas páginas, pero muy denso, sin
capítulos, con más poesía disfrazada de prosa que historias explicitas de personas…
nos situamos en una forma diferente, que se convertirá en referente, para
contar poco, pero cantar mucho a la vida y la existencia sin rumbo, manejada y
difusa de ese comienzo del siglo XX que se debatía entre crisis económicas,
guerras y existencialismo decadente…
“… Para ser yo, necesito la iluminación de las miradas de otras
gentes, y en consecuencia nunca puedo estar totalmente seguro de lo que soy.”
…/…
He atravesado el territorio sin sol de la no-identidad. Tierra
extraña, por cierto.
Se va perfilando un devenir, un
escribir, un tejer la vida desde el más íntimo subjetivismo y la completa y caótica
vivencia del momento que no se sabe de dónde se ha generado y a donde nos
conduce…
Os dejo en ese restaurante en
que todos esperan al gran Percival que es amado y admirado… para despedirlo…
por su viaje… que pronto sabremos que será más que un viaje geográfico…
Y así, tras haber descubierto
el tiempo y el espacio, se siguen descubriendo otras dimensiones… nos
encontramos con otros escritores contemporáneos que también viajaron por estos
lugares como Scott Fitzgerald, James Joyce… y nos sumergimos en “la búsqueda
del Tiempo Perdido" de Proust…
Esta semana lo escudillamos en
nuestra tertulia… Nos daremos cuenta, si lo leemos, que las Olas no es como la mayoría
de las novelas, un rio que tiene principio, desarrollo y fin… Nos daremos
cuenta de que las Olas de Woolf es ya un rio desembocado en un mar que se agita
y mezcla todo… en sus aguas sin forma, en sus fondos ignotos, en su aparente
ritmo continuo observable… el oleaje sin principio ni fin…
Escrito por: Javier Morera
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