En “La Aventura del Hombre que
Reptaba”, uno de los varios relatos de la serie Sherlock Holmes, en su última
entrega titulada: “El Archivo de Sherlock Holmes”, nos encontramos a un Doyle más
cercano y humano, más sincero y humilde… Es bonito como en voz de Watson leemos
esa verdad que todos hemos sospechado en otros escritos de este autor, aunque
no se han dicho explícitamente:
“Yo era la piedra de
afilar en la que se aguzaba su inteligencia. Yo lo estimulaba. Le gustaba
pensar en voz alta estando yo delante. No se podía decir que sus observaciones
iban dirigidas a mí (muchas de ellas podían ir dirigidas lo mismo a su cama que
a mí); pero, una vez adquirida la rutina, le agradaba hasta cierto punto que yo
tomase nota y que interviniese. Si esa especie de lentitud metódica de mi
mentalidad lo irritaba, esa irritación servía únicamente para que sus
llamaradas de intuición y sus impresiones estallasen con mayor viveza y
rapidez. Ése era mi humilde papel en nuestra alianza”
Aunque, de vez en cuando, nos
vuelve a recordar sus principios de método que tan buen resultado le dan…
“—¡Siempre el mismo,
viejo Watson! Jamás comprenderá usted que los más graves problemas pueden
depender de las cosas más insignificantes”.
Un poco mas adelante nos
recuerda su maravillosa vitalidad que es siempre el arma de un ser frente a su
destino, la energía, la fuerza, sentirse vivo y sentirse capaz… Hemos
desarrollado verdaderos cursos de autoestima y motivación en el siglo XX para
afrontar las dificultades… Pero Holmes simplemente decía…
“—No tenemos sino
que intentarlo.
—¡Magnífico, Watson!
Algo así como una mezcla de “siempre adelante y manos a la obra”. No tenemos
sino que intentarlo. Es la divisa de la firma. Encontraremos, con seguridad,
alguna persona amiga en el pueblo que nos sirva de guía”.
Y para terminar… me despido con
el bueno de Watson que agradece a Dios el poder encontrar relaciones entre
hechos que no parecen estar vinculados…
“—Gracias a Dios que
encontramos algo que puede relacionarse con algo —dije yo—. Por el momento,
parece que nos encontramos frente a una larga serie de incidentes inexplicables
y totalmente desconectados unos de otros”.
Gracias a Doyle por tantas
horas de compañía y tantos ejemplos de buenas practicas para obtener
información… tanto ejemplo de amistad y honradez… tantas refinadas estrategias
para encontrar verdades y ayudar a inocentes… Y gracias a Watson por su labor
de “piedra de afilar” a esa navaja de la perspicacia de Holmes… ¡Buen
equipo!... ¡Si hubieran sido políticos!... ¡que buen gobierno!
Escrito por: Javier Morera
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