El relato corto de Arthur Conan
Doyle: “El Problema del Puente de Thor” perteneciente a la colección titulada: “El Archivo de Sherlock Holmes”
contiene varias ideas muy atractivas para pensar y curiosas en exceso para ser
escritas por el “clásico” citado autor ingles de finales del XIX:
Comienza este relato con una
presentación de algunos de los varios “casos” que Watson guarda archivados pero
no han podido resolverse… o no pueden presentarse a la opinión publica todavía…
¡Curioso este reconocimiento!
Cuando ya se mete en el asunto
que describe en esta historia… el propio Holmes se auto inculpa de su torpeza,
de su falta de rapidez al no haberse dado cuenta antes, de determinados
detalles que se le han escapado… ¡Pocas veces este personaje jactancioso y
petulante ha sido tan humano y humilde! ¡Curioso en Holmes!
Claro esta que el caso se las
trae… y claro es que Holmes lo resuelve de magnifica forma… pero aun así, no
deja este “tipo” creado por Doyle, unas lecciones de simple sentido común, que
sin presumir de “lógica” ni de criminología… todos deberíamos saber y utilizar
mas y mas fácilmente que la tabla de multiplicar… ¡Pasiones, celos, amor…!
Veamos algunas citas… y ¡A leer
el relato completo! en una de estas tardes de frío y solitario retiro invernal…
Era una
desapacible mañana de octubre, y observé, al vestirme, cómo las últimas hojas
que quedaban iban siendo arrebatadas del solitario platanero que crecía en el terreno
de detrás de nuestra casa. Bajé a desayunar preparado para encontrar a mi compañero
deprimido, pues, como todos los grandes artistas, fácilmente se dejaba influenciar
por el ambiente. Por el contrario, vi que casi había terminado su desayuno y
que su humor era especialmente luminoso y alegre, con ese buen ánimo algo siniestro
que caracterizaba sus momentos más ligeros.
—¿Tiene algún
caso, Holmes? —hice notar.
—La facultad de
deducción es ciertamente contagiosa, Watson —respondió—…
…..
/….
—No es así,
Watson. Me había llamado la atención, incluso la primera vez que lo leí por
encima, como algo muy extraño, y ahora que estoy más en contacto con el caso,
es mi única base firme de esperanza. Tenemos que buscar coherencia. Donde falta,
debemos sospechar engaño.
…..
/….
—Pero ¿qué pudo
causarlo? Sólo una violencia muy grande pudo tener tal efecto. Holmes no
contestó. Su cara pálida y ansiosa había asumido de repente esa expresión tensa
y remota que me había acostumbrado a asociar con las supremas manifestaciones
de su genio. Tan evidente era la crisis en su mente que ninguno de nosotros se
atrevió a hablar, y allí nos quedamos sentados, el abogado, la procesada y yo,
observándole en un silencio concentrado y absorto. De repente se levantó de la silla
de un salto, vibrando de energía nerviosa y de apremiante necesidad de acción.
—¡Vamos, Watson,
vamos! —exclamó.
Verdaderamente curioso, amigos…
muy curioso.
Escrito por: Javier Morera
No hay comentarios:
Publicar un comentario