Como todos ya sabéis y estáis releyendo,
esta semana tenemos una cita con el semiólogo, Umberto Eco y su estupenda
novela histórica, El Nombre de La Rosa.
Hay tantas historias dentro de esta
historia novelada… hay tantas citas y comentarios de autores y filósofos
encriptados entre estas paginas… que resulta difícil ponderar y decidir que es
lo mas relevante de la obra para realizar y realzar este post…
Al fin, me quedo con este párrafo que os
copio… donde Guillermo de Baskerville le esta explicando a su discípulo Adso,
algunas características definitorias entre ciencia y lo que no lo es… dudas en
las que todos nuestros doctos ciudadanos cometen errores…
¿Quién no dice: creo que llegaré a la hora… cuando es lo
correcto: calculo que? …
¿Quién no utiliza… esta demostrado que
los bancos nos engañan… cuando deberían decir… los contratos con los bancos son
muy exigentes?…
Es especialmente sabroso el juego de
palabras y de cruces semánticas en la frase de Adso… que lastima no tener
alumnos así… que lastima que no se lean y se saboreen estos libros… que lastima
que solo se conozca la película… que lastima que para tanta gente de hoy… esto
sea un libro denso y pesado… y las 50 sombras sea ameno y ligero…
¡Qué lastima… que se sepa tan poco y
canse tanto a tantos, el aprender un poco ¡
¡Que lastima que no sepamos que no
sabemos y que creamos que todos saben tan poco como lo poco que sabemos!
Es como si al oír hablar a dos alemanes…
y no entender el idioma… pensáramos con la mentalidad egocéntrica del absurdo
mental… yo no los entiendo… luego ellos no se entienden…
¡Que lastima!…
-Aguda respuesta, Adso. En efecto, he formulado la proposición de
que a igualdad de espesor debe corresponder igualdad de poder visual. Y lo he
hecho porque en otras ocasiones he tenido intuiciones individuales del mismo
tipo. Sin duda, el que experimenta con las propiedades curativas de las hierbas
sabe que todos los individuos herbáceos de igual naturaleza tienen efectos de
igual naturaleza en los pacientes que presentan iguales disposiciones. Por eso
el experimentador formula la proposición de que toda hierba de determinado tipo
es buena para el que sufre de calentura, o de que toda lente de determinado
tipo aumenta en igual medida la visión del ojo. Es indudable que la ciencia a
la que se refería Bacon versa sobre estas proposiciones. Fíjate que no hablo de
cosas, sino de proposiciones sobre las cosas. La ciencia se ocupa de las
proposiciones y de sus términos, y los términos indican cosas iguales.
¿Comprendes, Adso? Tengo que creer que mi proposición funciona porque así me lo
ha mostrado la experiencia, pero para creerlo tendría que suponer la existencia
de unas leyes universales de las que, sin embargo, no puedo hablar, porque va
la idea de la existencia de leyes universales, y de un orden dado de las cosas,
entrañaría el sometimiento de Dios a las mismas, pero Dios es algo tan
absolutamente libre que, si lo quisiese, con un sólo acto de su voluntad podría
hacer que el mundo fuese distinto.
-O sea que, si no entiendo mal, hacéis y sabéis por qué hacéis,
pero no sabéis por qué sabéis que sabéis lo que hacéis.
Debo decir con orgullo que Guillermo me lanzó una mirada de
admiración:
-Puede que así sea -dijo-. De todos modos ya ves por qué me
siento tan poco seguro de mi verdad, aunque crea en ella.
(Tercer Día,
Nona)
(El Nombre de la
Rosa, Umberto Eco)
Escrito por: Javier
Morera
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