Capitulo I
“Por
dificultades en el último momento para adquirir billetes, llegué a Barcelona a
medianoche, en un tren distinto del que había anunciado y no me esperaba nadie.
Era
la primera vez que viajaba sola, pero no estaba asustada; por el contrario, me
parecía una aventura agradable y excitante aquella profunda libertad en la
noche. La sangre, después del viaje largo y cansado, me empezaba a circular en
las piernas entumecidas y con una sonrisa de asombro miraba la gran estación de
Francia y los grupos que se formaban entre las personas que estaban aguardando
el expreso y los que llegábamos con tres horas de retraso.”
Así comienza la estupenda
novela de “Nada” de Carmen Laforet, que esta semana trataremos en el club y que
ya todos habréis leído…
Solo quiero recordaros con
unas pocas citas algunos de los momentos que se recorren por estas páginas
importantes de la literatura española, del siglo XX…
Capitulo II
“No
me dejaba decir nada y yo tragaba sus palabras por sorpresa, sin comprenderlas
bien.
—La
ciudad, hija mía, es un infierno. Y en toda España no hay una ciudad que se
parezca más al infierno que Barcelona... Estoy preocupada con que anoche
vinieras sola desde la estación. Te podía haber pasado algo.
Aquí
vive la gente aglomerada, en acecho unos contra otros. Toda prudencia en la
conducta es poca, pues el diablo reviste tentadoras formas... Una joven en
Barcelona debe ser como una fortaleza. ¿Me entiendes?
—No,
tía. Angustias me miró.
—No
eres muy inteligente, nenita.
Otra
vez nos quedamos calladas.
Te
lo diré de otra forma: eres mi sobrina; por lo tanto, una niña de buena
familia, modosa, cristiana e inocente. Si yo no me ocupara de ti para todo, tú
en Barcelona encontrarías multitud de peligros. Por lo tanto, quiero decirte
que no te dejaré dar un paso sin mi permiso. ¿Entiendes ahora?
—Sí.”
En este párrafo se adivina
como va a ser el trato educativo que puede recibir la muchacha en ese ambiente,
en esa época, con esas gentes…
Así nos trataron algunos
autoerigidos en jueces y maestros…
Capitulo III
“—Aquello
es como un barco que se hunde. Nosotros somos las pobres ratas que, al ver el
agua, no sabemos qué hacer... Tu madre evitó el peligro antes que nadie
marchándose. Dos de tus tías se casaron con el primero que llegó, con tal de
huir.
Sólo
quedamos la infeliz de tu tía Angustias y Juan y yo, que somos dos canallas.
Tú, que eres una ratita despistada, pero no tan infeliz como parece, llegas
ahora.”
Otros personajes de la obra,
se dan mas cuenta del desastre afectivo que se padece en esa familia… en esos
enrarecidos contextos tan irrespirables…
Y en los últimos párrafos de
la obra, se deduce el curioso nombre de este texto… que me permito resaltar en
negrita…
Capitulo XXV
“Bajé
las escaleras, despacio. Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible
esperanza, el anhelo de vida con que las había subido por primera vez. Me
marchaba ahora sin haber conocido nada
de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés
profundo, el amor. De la casa de la calle de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces.”
Esta bastante claro… que lo
unico que no le ha afectado es Nada…
Como anuncia el titulo... un
poco de ese “Nada” ha podido ser una gran marca en la vida y emociones de esa
Carmen que se reencuentra entre su novela y su biografía…
Escrito por: Javier Morera
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