Una vez más,
volvemos la vista a nuestro pasado, La Guerra de España; la guerra de nuestros
padres, la guerra de nuestros abuelos.
Pero lo hacemos,
no para inhibirnos del presente, sino para cambiarlo: porque recordar nuestra
historia es recordar nuestro camino, y hoy, en el 2015, ese nuestro camino se
divide en un haz de senderos y bifurcaciones ¿Qué sucede? ¿A dónde vamos? ¿Qué
hacemos?... Muchos antes que nosotros, en una situación compleja, ya se
plantearon esa cuestión, y actuaron en consecuencia; algunos, muchos, incluso
murieron.
Entre ellos, los
milicianos del POUM, esos gibosos obreros y campesinos del ayer, que son hoy
los guerreros libertarios, y alzan la bandera revolucionaria en nombre de la
emancipación. Murieron, unos por los fascistas; otros por la espalda. “¡pobres
ilusos!, creían que cambiarían el mundo…”
Ciertamente,
¿Quién quería una revolución en España?, ¿Acaso creían poder cambiar el mundo?
¿Y cómo? ¿Discutiendo cada orden? ¡Dónde se ha visto cosa igual! ¡Si no estaban
de acuerdo ni en sus fines! Además, seguro que eran un demagogos, populistas,
megalómanos, estadistas, y seguramente, hasta partidarios del régimen de Cuba…
En fin, ¡qué cosas se les ocurrían a nuestros abuelos!, menos mal que no
ganaron la guerra, que sino, ¡dónde estaríamos! Como en Venezuela, seguro.
Pero no hay de qué
preocuparse, ya que Franco, Suarez y nuestros presidentes nos trajeron la
democracia y el bien estar, ¡qué sería de los destinos del pueblo sin los
grandes hombres! Si ya lo decían los romanos: a la plebe, pan y circo, que ya
gobernamos nosotros.
Así que abrigados
por la fraternal protección de nuestros gobernantes, y de la mano del
capitalismo, que nos depara siempre un crecimiento mantenido –y sostenible, por
cierto-, no nos preocupemos de ellos y dediquémonos a lo que el pueblo debe
dedicarse: ¿aún no tienes las entradas para “50 sombras de Grey”? ¡Pero cómo!
¿No sabes que hasta se han disparado las ventas en ropa interior? Yo a ver si
me compro también unos calzoncillos más sexys, que con todo este revuelo me
acabaran subiendo el precio.
En fin, ¡voy cambiarme
y para el banco corriendo!, y a ver si no me cierran la tienda y el cine. Si
eso, ya me paso luego por el McDonald´s y me pillo la cena… ¡y yo pensando en
política!
1 comentario:
Veo en el escrito, bastante sentido común, aderezado con buena dosis de ironía. Todo plasmado con elegancia, corrección y sin cogérsela con papel de fumar. Enhorabuena.
Vicente Galdeano Lobera.
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