“-¡Qué triste es!- murmuraba Dorian con
los ojos fijos todavía en su retrato-. ¡Qué triste! Me volveré viejo, horrible,
espantoso. Pero ese retrato permanecerá siempre joven. No será nunca más viejo
que en este día de junio… ¡Si ocurriera al contrario, si fuera yo siempre
joven, y si este retrato envejeciese! ¡Por eso, por eso lo daría todo! Sí, no
hay nada en el mundo que no diera yo! ¡por ello daría hasta mi alma!"
Este
jueves, trataremos en nuestro club de lectura, una gran obra “El Retrato de Dorian Gray” de un gran
escritor Oscar Wilde…
Seguro
que han podido comprobar queridos lectoras y lectores, que es una novela
compleja, paradójica en sí misma, con distintos pensamientos sobre la vida, es
decir, con diferentes filosofías, en definitiva: fascinante.
Oscar
Wilde, es un maestro de la palabra, de la estética, de la ética, del
conocimiento… y en “El Retrato de Dorian
Gray” consigue combinar estos elementos con un arte exquisito, como si
obtuviera placer en desconcertar y fascinar a los lectores intelectuales, que
no leen por el simple hecho de saber que es lo que ocurre en la trama, sino que
van más allá… llegando al alma tan rica de Wilde…
Cómo comenta
María Cóndor: “En la obra de Wilde, lo
que más ha llamado la atención han sido los fuegos de artificio de su lenguaje,
su maestría descriptiva y poética, la sutileza de sus percepciones y de su
manera de comunicarlas, la mimada exquisitez de su estilo, en el que las
palabras refulgen como gemas creando impresiones sensoriales que los
simbolistas franceses habrían contemplado con admiración.
Él mismo era consciente de sus contradicciones y, si
bien en un principio trató de resolverlas, en Oxford llegó a verlas como una
fuente de fortaleza. En sus obras hay siempre un debate entre sus doctrinas…
los protagonistas son esteticistas y moralistas, católicos y agnósticos,
socialistas y aristocráticos, sin sentimientos y solidarios con el sufrimiento
humano, solidaridad que sabe expresar de la manera más conmovedora… ”
“Si un hombre corrompido tiene un
vicio, este se revela en las líneas de su boca, en la caída de sus párpados,
hasta en el moldeado de sus manos.”
Escrito por: Eva Morera
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