En esta tierra donde impera la
cultura cristiana y sus tradiciones, estamos en la primera luna llena después
de dar comienzo la primavera… y en ese fin de semana, que siempre hay tiempo
revuelto y lluvias con soles… vivimos la Semana Santa… tradiciones y
celebraciones complejas y muy antiguas, simbólicas y trágicas que nos llevan a reflexión
y oración para unos y escapadas de turismo y descanso para otros…
En ciudades y pueblos de
nuestra tierra más arcana se oyen tambores, campanas y trompetas… por calles y
plazas capirotes y cirios nos recorren en largas hileras de cofrades… entre
ellos unas peanas que recuerdan hechos tristísimos que se celebran, se honran,
se ensalzan…
El libro que yo leo, sentado en
mi sillón, entre sus páginas lleva un proceso… Los personajes siguen el
procedimiento que un autor les ha asignado en su historia que es mi libro… Paso
las paginas, la procesión lleva sus “Pasos”… los protagonistas de mi historia
proceden con sus guiones… el tiempo pasa… en la calle, bajo mi ventana, el
discurrir de la larga serpiente de penitentes es precedido por un estandarte…
precursor de una creencia y símbolo de un sentir y un vivir…
Escribo mis reflexiones en un
procesador de textos…
El libro trata de un proceso judicial
sobre un reo que es victima y a la vez encausado…
Me siento entretejido entre los
sonidos de la calle… suena un tambor… otros le siguen… leo unas páginas… no se
resuelve, mas bien se retuerce el hilo de la trama… estoy en ella… yo escribo
unas líneas… me cruzo con el desenlace… sigue sonando el tambor… y yo le sigo…
¿Progreso?...
¿Procede?...
¡Procedo!...
Soy producto de un proceso…
¡La procesión va por dentro!
Escrito por: Javier Morera
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