“Casi en la mitad
del camino entre West Egg y New York la carretera se une apresuradamente con el
ferrocarril y corre a su lado durante un cuarto de milla, como huyendo de
cierta desolada área de tierra. Es un valle de cenizas, una granja fantástica
donde las cenizas crecen, como el trigo, en cerros, colina, y grotescos jardines:
un valle donde las cenizas toman la forma de casas, chimeneas y humo en
ascenso, e incluso, con un esfuerzo trascendente, la de hombres grises que se
mueven envueltos en la niebla, a punto de desplomarse y a través de la
polvorienta atmósfera. De vez en cuando una hilera de autos grises pasa
reptando a largo de un sendero invisible, emite un traqueteo fantasmagórico y
se detiene, acto seguido unos hombres grises como la ceniza aparecen con palas
plomizas y agitan una nube impenetrable que tapa su oscura operación a la
vista.
Pero encima de la
tierra gris y de los espasmos del polvo desolado que todo el tiempo flota sobre
ella, se pueden percibir, al cabo de un momento, los ojos del doctor T.J.
Eckleburg.
Los ojos del
doctor T.J. Eckleburg son azules, y gigantescos, con retinas que miden una
yarda. No se asoman desde rostro alguno sino tras un par de enormes anteojos
amarillos, posándose sobre una nariz inexistente. Es evidente algún oculista
chiflado y guasón los colocó allí a fin de aumentar su clientela del sector de
Queens, y después se hundió en la ceguera eterna, los olvidó o se mudó.
Pero sus ojos, un
poco desteñidos por tantos días al sol y al agua sin recibir pintura, cavilan
sobre el solemne basurero.”
Como ya habrás resuelto, se
trata de una cita de “El Gran Gastby”.
Así comienza el capitulo II y nos describe como esa sociedad de los años veinte
norteamericana, que intentaba ser alegre, feliz y desenfadada, tenía sus
lugares y sus zonas sombrías… representada en ese camino en las inmediaciones
de Nueva York, que es desolado, depresivo, triste, desanimado… gris… blanco
sucio que tiende al cercano negro… gris.
La sociedad en la que aparece
Nick, y representada por sus amigos Tom y Daisy, es rica, opulenta y
derrochadora… También Gastby lo es o lo aparenta…
Pero con estos fragmentos nos
relata Scott Fitgerald, el engaño, la falsedad de esta cultura, donde unos
cuantos, los menos, viven alocadamente para auto engañarse de su infelicidad y
su sinsentido, mientras otros muchos, los mas, malviven y se esfuerzan en una
competición salvaje para poder subsistir en la enorme depresión que asolaba en
esa época a toda la sociedad llamada “civilizada”.
Muy triste la escena que nos
describe… cuando el “maravilloso” atleta y super millonario Tom, que ha
conseguido casarse con la inmadura Daisy, se empeña en presentar a su amante al
joven Nick…
Te sientes mal… y aun te duele
mas como sufre esta situación el bueno y enamorado de Gastby…
Para Gastby, Daysi es el fin de
su felicidad… su cielo, su única esperanza… Mientras Tom, que la tiene por
esposa, no la aprecia, en vez de ello, coquetea continuamente con ordinarias
mujeres que no tiene nada mejor que “probarse” con un hombre guapo y rico… libertino
y sin más objetivo que ganar un rato de placer rápido y seguir el camino…
Con esa mirada sin brillo del
anuncio que nos describe, Scott, parece vincularnos a conciencias superiores o
espectadores como nosotros que lo leemos… Vemos como se deteriora una sociedad…
vemos como se desvanece entre polvo de olvido y cenizas de fuegos ya extintos…
Vemos como sufría Gastby… y como sufrió el escritor en sus amores… y hasta
vemos como se hundió una cultura que creyó en ser feliz sin esfuerzo… en ser vencedora
sin sufrimiento… y les esperaba la Gran Depresión… la 2ª Gran Guerra Mundial…
Claro esto pasó hace casi cien
años…
¿O es tremendamente parecida a
la cultura postmoderna que nos vende todas las diversiones falseadas para
olvidar lo falsos que somos?
¡¡Bueno, ahora con tanto
universitario y cultureta que tenemos… no podrían pasar estas cosas!!...
¿Qué opinas?
Escrito por: Javier Morera
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