martes, 21 de octubre de 2014

¡QUE BELLO ES COMPRENDER!


-Ven aquí, Griet.
Dejé el trapo en el aféizar y me dirigí hacía él.
-Mira por la ventana.
Miré afuera. Hacía un día de viento, las nubes desaparecían detrás de la torre de la iglesia nueva.
-¿De qué color son esas nubes?
-Blancas, señor.
Él arqueó las cejas ligeramente.
-¿Seguro?
Les eché un vistazo.
-Y grises. A lo mejor nieva.
-Vamos, Griet, puedes hacerlo mejor. Piensa en tus verduras.
-¿Mis verduras, señor?
Él movió la cabeza levemente. Lo estaba haciendo enfadar otra vez. Se me tensó la mandíbula.
-Piensa en cómo separabas las blancas. Los nabos y las cebollas… ¿Son del mismo color blanco?
De repente lo entendí.

-No. Los nabos también tienen verde y las cebollas amarillo.
-Exacto. Y ahora, ¿qué colores ves en esas nubes?
-Tienen algo de azul -Dije, tras observarlas unos minutos-. Y… amarillo también. ¡y tienen algo de verde!
Me emocione tanto que me puse a señalarlas. Había estado mirándolas toda mi vida, pero me sentía como si las hubiera visto por primera vez en ese momento.
Él sonrió.”

Como sabéis esta semana leemos: “La Joven de la Perla” de Tracy Chevalier, que casi nos mete en la paleta de Vermeer…

¡Que bello es pintar!
¡Que bello es escribir!
¡Que bello es leer!
¡Que bello es comprender!



Escrito por: Javier Morera

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