“Don Juan del Prado y Ramos era un gran pecador; un día adoleció
gravemente…
Don Juan es un hombre como todos los hombres. No es alto ni bajo;
ni delgado ni grueso…
… ofrece y cumple… sabe escuchar…
Muchas veces se ingenia para que el socorrido no sepa que es él
quien le socorre… Pone la amistad –flor de la civilización- por encima de todo.
Gusta de alternar la comunicación social con la soledad
confortadora…
Fuerzas del alma son el gusto por la belleza, el sentido de la
justicia, el desdén por las vanidades decorativas. En sus viajes, durante las
temporadas que pasa en sus ciudades predilectas, gusta don Juan de abismarse,
de cuando en cuando, en la bienhechora soledad. La meditación es para él la
fuerza suprema del espíritu…”
Esta semana nos metemos en
otro Don Juan. Es el tiempo de las nieblas del otoño, de las lánguidas tardes
de alamedas doradas y de nostálgicas velas que orientan las noches de difuntos…
Es el tiempo de Don Juan, de la leyenda del Monte de las Ánimas y de un buen libro
para arrebujarse al calor del hogar y esperar el asar de las castañas…
Es el tiempo de leer alguna
de las múltiples visiones y versiones que tenemos de Don Juan, este año, a
nosotros, nos toca este libro que me veis fotografiado en las manos… que es el único
ejemplar que hay en las bibliotecas publicas de mi cuidad… y que es una joya…
hay que leerlo en la sala… ¡es de museo!... pero no se lee… la chusma se ha
vestido de negro y se ha ido a celebrar la noche de “Halloween”… ¡Claro, será
para practicar ingles y luego ir a trabajar a Londres… vendiendo pizzas o
“haciendo la calle” que allí no son racistas!
Escrito por: Javier Morera
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