sábado, 14 de junio de 2025

LAS COSAS DE PROUST

 


Creo que todas y todos conocen, han oído hablar… algunos han leído… pocos han entendido… a ese escritor casi actual, escaso en obras pero contundente en extensión de su gran  novela: EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO… Claro, me refiero a Marcel Proust, parisino que vivió desde 1871 hasta 1922.

Proust trata el problema del tiempo, con una larga obra repartida en siete tomos, con más de tres mil páginas y cientos de personajes, situaciones, relaciones, encuentros y pérdidas… Proust trata la vida misma, la sociedad, la curiosa e irrepetible atmósfera de finales del siglo XIX en la capital del mundo que era entonces París… la política, los negocios, el arte, la literatura, el teatro y la música… pero especialmente… las siempre subjetivas y peculiares interacciones entre las personas, las edades, las distintas profesiones y las diferentes personalidades… la vida… su vida… su entorno y sus emociones… captadas con esa minuciosa y educada sensibilidad tan difícil de encontrar, tan costosa de entender… tan importante de guardar como tesoro explicito y extenso de esas vivencias… Un legado que siempre nos quedará de sus “tiempos perdidos”

Para acercarse a la obra de Proust, puede ser fácil introducirse en alguna de las muchísimas aproximaciones que a lo largo del siglo que nos separa de este autor, se han escrito y documentado sobre él. Una de ellas, de las más simpáticas y sencillas, es sin duda, EL ABRIGO DE PROUST,  escrito por Lorenza Foschini a principios de este siglo.

Nos cuenta Lorenza, como a partir de una entrevista al diseñador de modas Piero Tosi, que pretendía montar toda la impedimenta necesaria para una película sobre la novela de Proust, dirigida por Luchino Visconti, hacia finales del siglo XX, conoce a un admirador y rastreador de la obra y objetos de Proust, llamado Jacques Guerin… y siguiendo esas pistas y relatos nos vamos acercando a la curiosa vida y obra de Marcel…

Hay otros libros, muchas fotografías, exposiciones internacionales y museos dedicados a manuscritos, objetos, recuerdos de este autor… pero lo principal es leer con paciencia su obra para recomponer, recuperar toda su sensibilidad que fue su percepción inteligente y emotiva de su vida.

Pongo una cita para ilustrar como diferentes esforzados admiradores han tratado de fijar sus objetos, como reliquias, para acercarse a sus pensamientos…

“Jacques lo siguió con el espíritu excitado que tenia siempre que se sentía próximo a la conquista de un libro deseado, de un manuscrito raro, de algo que encerrase en sí, de algún modo, aquel misterio latente que tienen los objetos de los otros cuando fueron amados y valorados por ellos. Apropiarse de esos objetos significa quizá conservar en cierto modo una chispa de aquel amor, de aquel placer, y sentirse finalmente satisfecho. Pero hay más aún: el sentimiento que lo movía no era el del coleccionista, sino más bien el del salvador de algo sagrado. Como si un imán, lo atrajera hacia el objeto inesperado, siguió al ropavejero hasta el fondo del depósito”.

 


Escrito por: Javier Morera

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