Cuando nos enfrentamos a una crisis, puede ocurrir que la superemos, aprendiendo, adaptándonos, creciendo sobre y en las dificultades del momento critico… o que no la consigamos vencer… y nuestro crecimiento se termina… involucionamos… descendemos… comenzamos a morir.
Llevamos meses en crisis… de salud, de economía, de empleo, sociales y familiares… Poco a poco se extiende por la geografía y por el tiempo… por las personas y por las diferentes actividades de cada uno de nosotros…
Algunos la van superando… triunfan.
Algunos la sufren… se estresan.
Algunos ya la han perdido… murieron.
Para estudiar las crisis, es mejor no vivirlas… es mejor que te las cuenten, que las puedas observar desde la seguridad intelectual de distancias físicas o temporales… Es muy fácil estudiar a los elefantes en crisis si no eres elefante…
Hay libros de crisis que las tratan, desde la Sociología y desde la Psicología… desde la Historia y desde la Economía… desde la Religión y desde la Filosofía…
Hay libros que se escriben estando en una crisis, para olvidarse de ella… para entendernos mejor…
El Romanticismo trata crisis personales…
Las revoluciones y las guerras se encargan de crisis sociales, políticas…
Es difícil tratarse a si mismo cuando se padece una crisis…
Las crisis no tienen una receta… y menos una generalización en sus aplicaciones…
En las crisis volvemos a sentirnos como niños zarandeados por las circunstancias que no sabemos ni podemos controlar… nuevas, desconocidas, imprevistas…
Os propongo unas líneas de Robert Fulghum, en su libro tan
conocido de “Las Cosas Importantes las Aprendí en el Parvulario”
"Creo que la imaginación es más fuerte que la sabiduría.
El mito es más potente que la historia.
Que los sueños son más poderosos que los hechos.
Que la esperanza siempre triunfa sobre la experiencia.
Que la risa es el único remedio para el dolor.
Y creo que el amor
es más fuerte que la muerte."
Escrito por: Javier Morera
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