Una de las características
importantes de los que leemos habitualmente y con placer los libros, es que
tenemos una cierta capacidad para “meternos” en el libro. Primero lo analizamos
desde cierta distancia… Luego nos introducimos en sus tramas… vemos a sus
personajes, relacionamos las escenas y pronto empezamos a sospechar, a
presentir lo que puede ocurrir…
Desde este momento, ya no hay
libro frente a lector… ya no hay autor y personaje… ya no hay letras ni
palabras, ni hojas ni capítulos… Estas ahí…
Leemos con el intelecto pero
vivimos las historias leídas con las emociones… El automatismo de nuestra
capacidad lectora nos sumerge en una para-realidad que ni es el libro ni
nuestra vida… está entre medio… en una zona de la conciencia muy curiosa y
extraña…
Por eso el libro nos atrapa…
nos gusta…
Por eso lo preferimos a la
película… donde todo esta “controlado”…
Por eso algunos temas tristes o
depresivos no deben leerse en estas crisis que ahora vivimos y que seguro nos
van afectando…
Como ya hemos escrito en otros
momentos, también el libro nos lee. El texto nos afecta y nos lanza sus
decisiones (lo que nos afecta) modificándonos y alterando pequeñas concepciones
que al final pueden provocar resultados diferentes en nuestra estructura
cognitiva, emocional, personal.
Y entonces aparece esa curiosa
inflexión de la conciencia sobre la realidad y que llamamos fantasía… empezamos
el juego de “si hubiera sabido éste lo que le esperaba”… “si hubiera dicho
antes lo que le podía ocurrir”… “si no hubiera”… “si se hubiera dado cuenta a
tiempo”…
Como niños, jugamos al “como
si”…
Pero el libro esta cerrado.
Esta escrito y publicado. Es un todo… completo y terminado. Como casi todo. No
hay otra solución. Te guste o no te guste. Lo lees o no lo lees. Lo entiendes o
no lo entiendes. Lo aceptas o no lo aceptas.
Analiza todo lo que quieras. El
libro es así.
Dicen los padres inmaduros a
sus niños; “todo tiene solución… ya compraremos otro, ya lo pegaremos, ya
vendremos otro día”…
Cierra el libro. Decide sobre
tus gustos. No cambiara el libro. Puedes cambiar tu que no estas cerrado
todavía…
Observa el tiempo atmosférico.
Puedes estudiar la predicción. Puedes salir a la calle con paraguas o con
sombrilla… Pero no puedes cambiar el tiempo… Salir o no salir… El tiempo esta
cerrado… Tú decides.
Puedes estudiar las pendientes
y estadísticas de contagios del mal que nos acosa, el Coronavirus… Puedes
comparar por ciudades, regiones, países, continentes… Puedes salir o no salir…
Si te contagias, si enfermas,
si mueres se cierra tu libro…
La vida sigue, el tiempo sigue,
los libros siguen, los virus siguen…
Escrito por: Javier Morera
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