Termina mayo. Quinto mes del
año, dedicado a los mayores, aunque ahora se piense más en las flores y en la
naturaleza que en el hemisferio norte, resplandece con abundante luz y color
por doquier.
Seguimos con esa ingrata
presencia del virus Covid-19 que nos hace cambiar hábitos y modificar nuestras
relaciones sociales.
Situaciones de cambio y de
crisis… nuevas formulas para viejos requerimientos de la humanidad, de la
cultura, de nuestra forma de vivir que se había convertido en sociedad de masas
y modas… con masificaciones y hacinamiento…acostumbrados a vivir y existir
siempre en grupo, siempre en compañía de miles, siempre en filas, caravanas,
multitudes…
Debemos reformularnos la
convivencia, distanciarnos, separarnos, distribuirnos, diseminarnos… No todos a
la playa, a la vez… No todos a la plaza, a la vez… No todos al concierto, a la
vez…
En una sociedad en la que todos
tenemos nuestros libros, nuestros televisores, nuestros reproductores de
películas o músicas… Necesitamos una excusa para estar juntos, unidos, pegados,
amontonados… Y así, si hablamos de libros, hacemos presentaciones, firma de
ejemplares, criticas de autores…
Si hablamos de películas,
necesitamos muestras, estrenos, concursos, cine forum…
Si hablamos de música, necesitamos
conciertos en directo… giras… galas… festivales… concursos…
Si hablamos de deporte,
necesitamos competiciones, finales, olimpiadas…
Se entendía en el siglo XIX en
el que o estabas en el lugar o no podías acceder más que a alguna noticia periodística…
Pero ahora, ¿cual es el pegamento que hace que miles y miles de personas se
concentren en momentos y lugares determinados para eso que llamamos ocio y
diversión?
Tal vez si leemos con atención
a Erich Fromm en sus diversos libros como “El
Miedo a la Libertad” o “El Arte de
Amar”, podemos avistar alguna explicación razonable a esas emociones
humanas…
Simplemente mirando al cielo
nos sorprende esas bandadas de aves, grandes o pequeñas que se mueven en
curiosas sintonías y orden… unas son migraciones… no por diversión, sino por
poder seguir viviendo… otras son formas de protegerse frente al depredador que
no puede atacar a todas a la vez…
También mirando las praderas y
las sabanas de nuestros pocos territorios aun salvajes, observamos otros movimientos
de cuadrúpedos que se desplazan en masa… No van a la playa ni a la olimpiada…
son gregarios… viven y solo pueden vivir si van juntos y miméticos, defendiéndose
en su multitud para ser fuertes…
Cuando ahora tras las
recomendaciones de estar mas aislados, seguimos viendo las manadas de humanos
hacia sus diversiones… te preguntas… ¿Somos migradores o gregarios?
Lastima que los virus no se mengüen
por masificaciones de uniformados humanos que se escondan en la masa para
superar sus miedos a la soledad.
Escrito
por: Javier Morera
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