Cuando hablamos sobre la dieta
y la alimentación adecuada para las personas, pronto empezamos a plantearnos
unas cuestiones tan importantes que pasan a ser obvias. Una de las primeras
variables a tener en cuenta es la edad de la persona que se trata de alimentar.
No es lo mismo dar de comer a
un bebe que a un adolescente, a un adulto, a un anciano…
Seguro que también debemos
pensar en el clima o la época climatológica en que vive esa persona. Habitar en
zonas de frío y poca luz solar no es lo mismo que residir en climas templados
en verano o incluso tropicales o desiertos calurosos…
Más tarde nos planteamos sobre
la actividad de esa persona con una edad y en un clima: el deportista, el
leñador, la estudiante, la camarera, el oficinista sentado por obligación… el
niño que juega y el minusválido imposibilitado de movimientos amplios…
Llegamos a sus características
más diferenciadoras. Excitables, insomnes, hipocondríacos, diabéticos, obesos,
alérgicos, propensos al estreñimiento…
Con este ejemplo tan evidente,
quería hacer reflexionar al lector sobre lo complicado de nuestra naturaleza,
de nuestra diferencia, de nuestra sensibilidad, de nuestras características y
momentos tan dispares de otras personas o incluso de otras etapas de nuestra
vida…
¿Podríamos decir y recomendar
que todos deberían comer los mismos alimentos y de la misma manera preparados e
incluso en la misma cantidad?...
¿Jamón, chocolate, pasteles,
patatas…?
¡Pues eso hacemos con los
libros!
Según los comerciales y algún
entrometido inculto… hay que leer tal o cual título… ya que es el bestseller
que no te puedes perder…
Yo no lo creo ni con la Biblia…
En esta situación tan penosa
que estamos sufriendo con la enfermedad que nos aísla de otras personas… decide
bien lo que lees… no te metas para distraerte en otro drama angustioso
parecido…
Lee y come lo adecuado y
cuídate la dieta y las emociones.
Escrito por: Javier Morera
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