Esta semana, una vez más,
terminando estas tardes de agosto que parecen prolongar el calor por nuestras
tertulias, nos hemos refrescado con el viento rápido y cortante de las
paradojas e ironías del genial mago de las palabras y los enredos sociales que
fue Oscar Wilde.
La obra que nos enfrentaba es “Un Marido Ideal”, de 1893, donde hay
tanto y tantas cosas que entender que resulta excesivamente denso para una
versión de teatro…
En este pequeño articulo, solo
quiero hacer referencia a unas líneas del guión donde en el capitulo I y hablando
unos personajes muy protagonistas de la pieza, se hacen unas preguntas y respuestas
sobre el concepto de optimismo y pesimismo.
Es curioso que siglo y medio
después nos parezca tan actual y aplicable a nuestros días este texto… es
curioso como se puede relacionar con el personaje que sufre un problema de
optimismo en cuanto a lo que le puede salir bien en sus “errores” de épocas
pasadas… es curioso como le ocurrió al propio Wilde éste caer en creer que le tratarían
de forma suave, benévola… optimista en sus “delitos”… es curioso la de veces
que hoy oímos, ante crisis y desmanes económicos, políticos, ecológicos y
sociales eso de que “hay que ser optimista”… Es curioso y es triste, ya que
como nos dice un maestro de la psicología positiva, Martín Seligman, el
optimismo es una ingenuidad que nos lleva a fracasos muy duros y en ocasiones
irreparables para las personas o el medio…
Os dejo con la cita y unas
imágenes que guardan relación con todo este asunto.
“SIR ROBERT CHILTERN. ––¡Qué filosofía tan espantosa! Intentar
clasificar a usted, mistress Cheveley, seria una impertinencia. Pero ¿puedo
preguntarle si es usted optimista o pesimista? Éstas parecen las dos únicas
religiones que se nos permiten hoy día.
MISTRESS CHEVELEY. ––¡Oh! Ninguna de las dos cosas. El optimismo
empieza con una amplia risa y el pesimismo termina con unas gafas azules.
Además, ambos son simplemente poses.
SIR ROBERT CHILTERN. ––¿Prefiere ser natural?
MISTRESS CHEVELEY. ––A veces. Pero ésa es una pose muy difícil de
mantener.
SIR ROBERT CHILTERN. ––¿Qué dirían los modernos novelistas
psicólogos, de los que tanto se habla, si nos oyeran expresar semejante teoría?”
Escrito por: Javier Morera
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