Terminó agosto y con él
concluye el segundo cuatrimestre. Ocho meses de este 2019 que ya nos encamina
al otoño y al final del año. También terminamos este pasado jueves, el ciclo de
Cuentos de Siempre para el presente calendario. Cinco cuentos curiosos y
conocidos que nos aportan su saber condensado tras siglos de ser narrados y
adaptados a esas modas que cambian con el viento de cada día.
Comenzábamos en Abril con el
Patito Feo. Una historia casi real y emocionante que nos dejó Andersen con su
magistral pluma e ingenio… Terminábamos con los Tres Cerditos, un mundo clásico
y muy conocido, que nos parece una historia sencilla para extraer la moraleja
del esfuerzo, pero que encierra grandes metáforas y símbolos para ir generando
en el infante toda una base donde apoyar la madurez de un adulto con clara
autoestima e inteligencia para afrontar los problemas “lobo” que quieran
devorarlo tras un soplido fácil.
Y pasan las semanas, pasan las
sesiones, pasan libros, películas, biografías, ensayos… pasa la vida como pasan
las nubes… algunas nos hacen sombra en ese sol de casi verano, se agradecen…
otras explotan en tormentas y nos dejan lluvias que refrescan y fecundan los
campos… También los libros, las películas, los cuentos, los teatros, los
ensayos… todo pasa y solo algunas de esas piezas nos dejan su regalo de lluvias
hidratantes y fecundas… otras solo nos dejan vagas impresiones de miedo, de
nostalgia, de tristeza…
Lo bueno, lo mejor es que
siempre nos quedan obras, autores, teorías y bellezas de la literatura por
leer, por tratar, por descubrir…
Lo bueno es que seguimos vivos
en este planeta tan acogedor y bello…
Lo bueno es que tenemos y
mantenemos la ilusión, la alegría, la motivación, el placer de seguir… de leer…
de encontrarnos en la cima de nuestras tertulias con la aportación de cada uno
para todos… con el logro de todos regalado para cada uno.
Seguiremos construyendo como el
tercer cerdito, el más maduro, una sólida casa de libros y conocimientos, donde
el “lobo” no pueda entrar derribando sus paredes con un solo soplido de desgana
ni de aburrimiento…
Escrito por: Javier Morera
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